El telescopio espacial de infrarrojos James Webb aún está en construcción en la NASA. Lo que sí se sabe es que, para que encaje en el cohete que lo sacará de la Tierra, su escudo solar deberá envolverlo como un caramelo.

Una vez lanzado hacia su órbita, las cinco capas que forman ese dispositivo se abrirán hasta alcanzar el tamaño de un campo de tenis. Uno de los pasos decisivos del proyecto era imaginar cómo extenderlos. Y los ingenieros de la empresa Northrop Grumman acaban de iniciar la solución. En una animación por ordenador, muestran el elegante orden en que el Webb va estirando cada uno de sus miembros.

Pilar Gil Villar