En las naves espaciales no suele haber agua fresca. Por eso, es importante saber si la que está destinada al consumo de los astronautas tiene algún tipo de patógeno. La Universidad de Utah (EEUU) ha facilitado la tarea con un nuevo método de análisis que comprueba la calidad del agua en el momento. Con la modificación adecuada, también servirá para detectar tóxicos en la Tierra.
Pilar Gil Villar