El subtítulo de la película Alien era «en el espacio nadie puede oír tus gritos». En efecto, en el espacio no hay aire, y por tanto no hay sonido, algo que se ha representado con más propiedad en películas y series modernas como Gravity o The Expanse.

Sin embargo, el espacio está lleno de ondas electromagnéticas. Si conectáramos un altavoz, ¿cuál sería el sonido del espacio interestelar? Es una respuesta que la sonda Voyager 1 puede responder ahora.

Hace 44 años la NASA lanzó dos sondas gemelas para explorar el Sistema Solar y más allá de él. La primera, Voyager 1, es el objeto fabricado por el ser humano que ha llegado más lejos en el espacio, y sigue funcionando. Hace tiempo que la nave se salió del sistema solar, y atravesó la heliopausa, la frontera entre sistema solar y el espacio interestelar.

¿Qué hay en el espacio interestelar? Al contrario de lo que se podría pensar, no está totalmente vacío. Los instrumentos de la Voyager han detectado el zumbido del gas interestelar (ondas de plasma), y estas medidas se han publicado en una investigación de la Universidad de Cornell.

Una estudiante de doctorado, Stella Koch Ocker, ha descubierto este zumbido examinando los datos que la sonda envía desde más de 23.175 millones de kilómetros de distancia. Se trata de una señal muy débil y monótona, en un espectro de frecuencias muy estrecho.

Este trabajo permite a los científicos comprender cómo el medio interestelar interactúa con el viento solar, y cómo la burbuja protectora de la heliosfera del sistema solar es moldeada y modificada por el entorno interestelar.

Lanzada en septiembre de 1977, la nave Voyager 1 pasó por Júpiter en 1979 y por Saturno a finales de 1980. Viajando a unas 61.000 kilómetros por hora, la Voyager 1 cruzó la heliopausa en agosto de 2012. Tras entrar en el espacio interestelar, la nave detectó ondas que provenían de nuestro propio sol, pero ahora los investigadores han descubierto al patrón que proviene del casi vacío del espacio.

Según los investigadores, estas emisiones son como «una lluvia silenciosa o suave», en medio de los truenos que son las explosiones de las estrellas. El seguimiento continuo de la densidad del espacio interestelar permitirá conocer mejor qué hay entre las estrellas, y en última instancia, cómo se originó el universo.

disco de oro Voyager

El «disco de oro» de la Voyager 1

La Voyager 1 dejó la Tierra con un «disco de oro» creado por un comité presidido por el difunto profesor de Cornell Carl Sagan, que tiene grabados sonidos de la Tierra y proporciona un mapa para localizar nuestro planeta. La tecnología, puntera en su día, es hoy una reliquia. El ordenador de la nave tiene 70 kilobytes de memoria y una velocidad de transmisión de datos de 21 kilobits por segundo. Debido a la distancia de 23.175 millones de kilómetros, la velocidad de comunicación se ha reducido desde entonces a 160 bits por segundo, pero la sonda sigue con su misión.

REFERENCIA

Persistent plasma waves in interstellar space detected by Voyager 1