La parodia sobre el fin del mundo no solo pone de relieve las trampas de la sociedad moderna y la estupidez de los poderosos, sino que la ciencia en la que se basa es bastante sólida

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¿Es posible que un cuerpo celeste, como un cometa o asteroide, choque contra la Tierra? Perfectamente. Ocurre todo el tiempo, aunque en la mayoría de los casos, los trozos de roca que caen del cielo son del tamaño de granos de arena, lo que no impide que sean visibles durante la entrada en la atmósfera dando lugar a estrellas fugaces.

Sin embargo, de vez en cuando nuestro planeta recibe la visita de una piedra un poco más grande. Hace 66 millones de años, un asteroide o un cometa de unos 15 kilómetros de diámetro cayó sobre lo que es ahora el Golfo de México, originando el cráter de Chicxulub, de 180 kilómetros de diámetro. El impacto provocó la gran extinción del Cretácico: el polvo bloqueó la luz solar, las plantas y el plancton murieron, y el 75% de las especies del planeta, incluyendo los poderosos dinosaurios, se extinguieron.

 

La película «No mires arriba» (Don’t Look Up), producida por Netflix, plantea este mismo escenario en nuestros días. Kate Dibiasky, doctoranda de un observatorio astronómico (interpretada por Jennifer Lawrence), y su director, el Dr. Randall Mindy (Leonardo Dicaprio), descubren un cometa de 10 kilómetros de ancho que se dirige hacia la Tierra y hará impacto en poco más de seis meses.

Ante la inminente catástrofe, que barrerá a la humanidad y el resto de la vida en el planeta, los científicos intentan avisar a las autoridades, en concreto a la presidenta de Estados Unidos, una política populista interpretada magníficamente por Meryl Streep. Las reacciones de la humanidad en su conjunto representada en la película son aberrantes, pero como espectadores no nos parecen sorprendentes: negacionismo de la ciencia, politización de un hecho probado científicamente, utilización del fenómeno para obtener réditos políticos o económicos y, en general, de forma colectiva, un divorcio de la realidad que aboca a la humanidad al desastre.

don't look up

Foto: Netflix

La película es una comedia con tintes de humor negro, pero no por ello es menos seria en su planteamiento científico. Los objetos celestes cercanos a la Tierra existen, y los astrónomos los rastrean con diligencia. Aunque la probabilidad real de que un cometa o asteroide colisione con la Tierra es muy pequeña, es una posibilidad real.

Una astrónoma en el equipo de la película

El director de «No mires arriba», Adam McKay, contó con la colaboración en el mundo real de la astrónoma Amy Mainzer, del Laboratorio Lunar y Planetario de la Universidad de Arizona. Mainzer se dedica a estudiar asteroides y cometas, especialmente aquellos cuyas órbitas pueden pasar cerca de la Tierra, y es la investigadora principal del proyecto NEOWISE. Su equipo descubrió un nuevo cometa el año pasado, que bien podría haber sido el que nos trajera el apocalipsis.

El telescopio WISE (Wide-Field Infrared Survey Explorer) se lanzó en 2009 para estudiar el cielo en el espectro infrarrojo y detectar asteroides, estrellas y algunas de las galaxias más débiles del espacio. En diciembre de 2013, el telescopio cambió de trabajo y se reutilizó para el proyecto NEOWISE como instrumento para estudiar además los objetos cercanos a la Tierra, o NEO (Near Earth Objects), así como asteroides y cometas más lejanos.

El cometa Neowise. Foto: NASA

El cometa Neowise. Foto: NASA

El pasado mes de marzo de 2020, el telescopio NEOWISE captó el cometa C/2020 F3, bautizado Neowise en honor al telescopio, el más brillante de los últimos siete años. Estos cometas de largo período provienen de las partes exteriores del Sistema Solar, como el cinturón de Kuiper y la nube de Oort. Aparecen sin previo aviso porque se mueven a velocidades enormes en relación con la Tierra, lo mismo que ocurre en la película.

Sin tiempo para reaccionar

¿Cuánto tiempo tendríamos para reaccionar si detectamos un cometa en trayectoria de colisión con la Tierra? Todo indica que no el suficiente. En el caso del cometa Neowise, el telescopio lo avistó por primera vez en marzo de 2022, y en julio, tres meses más tarde, ya había realizado su paso más cercano al Sol.

Afortunadamente para nosotros, el espacio es muy grande y está casi todo vacío, así que la mayoría de las veces estos cuerpos se acercan al Sol sin ninguna posibilidad de impacto. Esto no elimina la posibilidad de un desastre como el de los dinosaurios, solo lo hace poco probable.

Si se quisiera construir una nave espacial para interceptar el cometa, lo más seguro es que se necesitaran años para ponerla a punto. La misión Comet Interceptor de la ESA, que tiene como objetivo alcanzar un cometa, comenzó en 2019 y su lanzamiento está previsto para 2029. En la película se reutilizan lanzaderas espaciales como vehículos para la intercepción, pero es muy improbable que incluso estas naves pudieran ponerse en marcha en meses.

¿Serviría lanzar una bomba?

En Hollywood todo se arregla con bombas, y «No mires arriba» no es una excepción. La primera misión para evitar el desastre consiste en enviar cabezas nucleares para alterar la órbita del cometa y que no alcance la Tierra. Curiosamente, esta es la mejor solución de la que disponemos, pero solo con condiciones.

En el caso de que un asteroide o un cometa esté en curso de colisión con la Tierra, si se dispone de entre dos y cinco años de antelación, la mejor solución es en efecto cambiar la órbita del asteroide con una explosión nuclear, como detalló un estudio publicado este año. La detonación de la bomba vaporiza el material de la superficie y lo proyecta hacia fuera, empujando al asteroide una cantidad minúscula hacia un lado. Sin embargo, con el tiempo esta desviación sigue aumentando y es suficiente para evitar la colisión.

Colisión de la sonda Deep Impact con el cometa Tempel 1. Foto: NASA

Colisión de la sonda Deep Impact con el cometa Tempel 1. Foto: NASA

En la película «No mires arriba», la inepta presidenta de EEUU, ayudada por un magnate de los negocios sin empatía que pretende sacar provecho del asteroide, abandona la idea de desviar el cometa y en su lugar planea fragmentarlo con detonaciones localizadas para que partes más pequeñas alcancen la Tierra y puedan ser utilizadas como fuente de materias primas. Esta idea no puede funcionar, y en la película, de forma acertada, tampoco funciona. Las detonaciones afectarían al material de la superficie del cometa, pero no serían suficientes para fragmentarlo.

En definitiva, con solo unos meses de tiempo antes del impacto, las mejores intenciones y la tecnología más avanzada de la que disponemos no nos salvaría de la destrucción. Mientras el fin del mundo llega desde el cielo, es muy probable que sigamos discutiendo sobre quién es el culpable, o si el cometa es real.

FOTO PRINCIPAL: Netflix