Solo necesitas un trozo de hueso y un poco de habilidad, para fabricar un taumatropo (rotoscopio), similar al que, al parecer, usaron los hombres prehistóricos, siguiendo el prodecimiento usado por Marc Azéma y Florent Rivère.
Un hueso de animal del que se extrae una placa circular, un disco de unos cinco centímetros de diámetro. Sobre él se tallará la figura de un antílope.
El disco tiene que recrear al animal en una postura diferente por cada cara. Luego, se realiza un pequeño agujero en el centro del círculo.
Se utiliza grasa de animal para proteger el hueso y envejecer su aspecto, además de darle profundidad al grabado del antílope para que se vea fácilmente.
Por un lado tenemos al animal en una postura con sus cuatro patas extendidas, y por el otro lo vemos con las extremidades contraídas, como si estuviera corriendo al galope.
Se introduce un hilo por el agujero central del disco y, al hacerlo girar, se crea la sensación de que el animal se mueve.