En 2004, el artista británico Neil Harbisson se convirtió en la primera persona reconocida oficialmente como cíborg por un gobierno. Este pionero, que se había implantado una antena en la cabeza, planea ahora someterse a una nueva intervención para añadir a su cuerpo otro órgano sensorial que le permita sentir el tiempo. Será circular, estará colocado entre la piel y el hueso, y tardará un día entero en dar una órbita completa alrededor de su cabeza.

Neil, que vivió en Barcelona, afirma que la operación se realizará en un lugar secreto de Barcelona (al que han bautizado como el ciborgbunker), y en el que en el futuro planean realizar intervenciones para todas aquellas personas que quieran usar la tecnología para convertirse en humanos mejorados.

Pero Harbisson no es el único cíborg que camina entre nosotros. En esta galería os presentamos a los primeros ejemplos vivientes de lo que puede ser el siguiente paso en la evolución de nuestra especie.

La mujer que siente los terremotos

Moon Ribas es el nombre de una bailarina y artista catalana que tiene un sensor implantado en un brazo, gracias al cual puede sentir todos los terremotos que se producen en nuestro planeta.

El sensor está conectado a una red global de sismógrafos, y Moon siente una vibración cada vez que se produce un seísmo. La intensidad de dicha vibración varía en función de la del terremoto.

Ribas asegura que esas vibraciones se producen más o menos cada ocho minutos. Pese a ello, la experiencia le ha resultado tan emocionante, que ahora planea realizarse un nuevo implante para poder sentir los terremotos que suceden… ¡en la Luna!

Y es que su nombre artístico ya era una declaración de intenciones.

El organismo más controlado del mundo

Chris Dancy tiene implantados en su cuerpo once dispositivos diferentes (que entre todos ellos contienen casi 700 microsensores), que permiten monitorizar sus constantes vitales durante las 24 horas del día.

Dancy obtiene así un reporte instantáneo de su estado físico y psicológico.

El hombre que recibe llamadas telefónicas en la cabeza

Neil Harbisson nació con acromatopsia, una anomalía que solo le permite ver las cosas en una determinada escala de girses. Pero, en 2004, se convirtió en el primer cíborg oficial de la historia, al implantarse en la cabeza una antena que le permite oír los colores, incluídos aquellos que no están en el espectro de visión del ojo humano.

La antena está osteointegrada en su cráneo, brota del hueso occipital, y está conectada a internet, lo que le permite recibir llamadas telefónicas en su cabeza.

El ojo que además de ver, lo graba todo

Viendo esta foto en la que parece un personaje de Terminator, se entiende perfectamente que este canadiense llamado Rob Spence, utilice el apodo de Eyeborg.

Cuando tenía nueve años perdió un ojo a causa de un disparo accidental con una escopeta de perdigones. Pero, actualmente, ha suplido el órgano perdido con una cámara de vídeo, diseñada especialmente para su cuenca ocular, por un ingeniero de la compañía Space X.

El ojo-cámara transmite las imágenes que graba a un monitor inalámbrico.

El esposo que se comunica «telepaticamente» con su mujer

El ingeniero británico Kevin Warwick vivió su primera experiencia como cíborg, al colocarse un implante, que le permitía abrir y cerrar las puertas de un edificio (o encender y apagar sus luces), con unos simples movimientos de su mano.

Pero su experimento más espectacular consistió en realizar el implante de un receptor en el organismo de su esposa, lo que les permitió mantener la primera comunicación electrónica entre los sistemas nerviosos de dos personas.

No era telepatía en el sentido estricto. Pero se acerca un poco.

Convertir un dedo en tu archivo personal

Jerry Jalava es un programador finlandés que en 2008 sufrió un accidenter al chcoar su moto contra un ciervo. A causa de aquel suceso perdió parte de su dedo anular. Pero uno de los médicos que le trató le propuso un experimento fascinante: implantar un lápiz de memoria USB, en el lugar donde sufrió la amputación.

Este dedo-USB se ha convertido en su archivo particular. Es desmontable y, cuando necesita usarla, se lo quita y lo conecta al ordenador.