Jeff Bezos no recibirá la insignia más preciada de los astronautas, las alas que son a la astronáutica como las medallas de oro a los juegos Olímpicos. Unas alas de astronauta no dan derecho a nada, pero lucen
Jeff Bezos, el impulsor de Blue Origen, subió al espacio, superó los 80 km de distancia de la Tierra que la FAA considera la frontera a partir de la cual comienza el espacio, pero Bezos no movió un “pedal”. Viajo en una nave teledirigida, comandada desde la Tierra, y, para conseguir las alas de astronauta, la agencia que la otorga ha decidido que hay que contribuir a la seguridad del vuelo, o formarse en sus dependencias (algo que les asegura llevar una porción de los ingresos que puedan llegar del turismo espacial)
Así que Jeff Bezos se quedó sin alas.
El primer astronauta reconocido oficialmente es un mito, Ícaro, cuyo padre Dédalo le fabricó unas alas de plumas unidas por cera para escapar de Creta. Dédalo se creció, quiso llegar al Sol, y la cera de sus alas se derritió. Pero, según las las nuevas reglas de la FAA, Dédalo habría logrado sus alas alas de astronauta comercial.
El mismo día que Blue Origin realizó su primer vuelo espacial tripulado, la Administración Federal de Aviación (FAA) endureció las reglas para conceder su insignia de «astronauta». Estas reglas se habían mantenido fijas desde hace 17 años. Sin embargo, ante el advenimiento del turismo espacial, y justo antes de que el magnate Jeff Bezos, su hermano Mark y Oliver Daemen salieran disparados en su cohete, la FAA cambió las reglas, para que no pudieran ser reconocidos como astronautas en los Estados Unidos.
Ahora, el programa «Alas de astronauta» de la FAA, exige, para entregar su condecoración, que los miembros de la tripulación demuestren haber realizado «actividades durante el vuelo que fueron esenciales para la seguridad pública o contribuyeron a la seguridad de los vuelos espaciales humanos». Algo que no hicieron Bezos ni sus compañeros de vuelo. Como la nueva regla llegó después del lanzamiento, Bezos no tuvo tiempo de incluir en su plan alguna acción astronáutica al uso.
Blue Origin, la nave espacial de Jeff Bezos, la New Shepard, es un vehículo autónomo comandado desde Tierra. Así, Bezos no opta a ala de astronauta.
Para que la FAA otorgue alas, la compañía que realiza el lanzamiento debe contratar a un astronauta, de modo que los turistas que hayan comprado billetes estén fuera. También deben pasar por un entrenamiento para ser certificados por la FAA como astronautas y volar a más de 80 kilómetros. Con esto, la FAA espera tener su porción de la tarta del turismo espacial que se avecina.
Además, para no perder la baza de otorgar alas a los próximos turistas, la FFA parece estar barajando la posibilidad de crear la categoría de turistas espaciales o astronautas comerciales, para quienes vayan al espacio solo como pasajeros. Y así, habrá alas para todos.