Viajar de rama en rama, con la agilidad de los simios, era algo que los primeros Homo aún podían hacer.  Acaban de encontrar los restos fósiles de un ancestro humano que caminaba como un humano pero trepaba como un simio

La evolución exigió dejar cosas en el camino. Un cerebro de primera, capaz de imaginar, adorar dioses, o jugar al fútbol, ha sido posible tras millones de años de pérdidas y ganancias. Una de las «pérdidas» más considerables es la anatomía atlética que aún conservan los simios, que les permite, entre otras grandes cosas, volar de rama en rama.

Las primeras especies Homo tuvieron que adaptarse a un nuevo modo de desplazarse, con los pies en la tierra, pero durante millones de años mantuvieron ambas habilidades, caminar, y trepar.

Un estudio con participación del CSIC ha descubierto vértebras fósiles de la columna lumbar de Australopithecus sediba, un antiguo pariente humano que ya caminaba de forma bípeda, pero aún trepaba por las ramas como un simio,

Hace dos millones de años

Un equipo internacional con participación de investigadores Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), ha descubierto vértebras fósiles de dos millones de años de Australopithecus sediba, una especie extinta de un antiguo pariente humano. La recuperación de nuevas vértebras lumbares de la columna lumbar de un solo individuo de este ancestro de los humanos modernos, junto con vértebras descubiertas previamente, forman una de las columnas lumbares más completas del registro fósil y dan una idea de cómo este antiguo pariente humano caminaba y trepaba. El estudio ha sido publicado en la revista de acceso abierto e-Life.

Los fósiles fueron descubiertos en 2015 durante las excavaciones de una vía minera que corre junto al sitio de Malapa, Patrimonio Mundial Cuna de la Humanidad, situado al noroeste de Johannesburgo (Sudáfrica). Malapa también es el lugar donde, en 2008, el profesor Lee Berger de la Universidad de Witwatersrand y su hijo de nueve años, Matthew, descubrieron los primeros restos de lo que sería una nueva especie de antiguo pariente humano llamado Australopithecus sediba.

Posición anatómica de los nuevos fósiles de A. sediba en el esqueleto completo y reconstrucción virtual (las nuevas vértebras lumbares en rojo)

Posición anatómica de los nuevos fósiles de A. sediba en el esqueleto completo y reconstrucción virtual (las nuevas vértebras lumbares en rojo)

 

Para eliminar el riesgo de dañar los delicados huesos manualmente, los fósiles se prepararon virtualmente tras escanearlos en la Universidad de Witwatersrand. A continuación, las vértebras se añadieron a los fósiles recuperados durante el trabajo anterior. Los científicos encontraron que se articulaban perfectamente con la columna vertebral del esqueleto fósil, es decir, con parte de los especímenes tipo originales de Australopithecus sediba descritos por primera vez en 2010.

El descubrimiento también estableció que, al igual que los humanos, sediba tenía solo cinco vértebras lumbares. «La región lumbar es fundamental para comprender la naturaleza del bipedalismo en nuestros primeros antepasados y para comprender qué tan bien adaptados estaban para caminar sobre dos piernas», señala el profesor Scott Williams de la Universidad de Nueva York y la Universidad Wits y autor principal del artículo.

Uno de los esqueletos más completos de un homínido antiguo

Los investigadores han apodado al esqueleto femenino «Issa», que significa protector en suajili. El hallazgo de los nuevos especímenes significa que Issa ahora se convierte en uno de los dos primeros esqueletos de homínidos que conservan tanto una columna inferior relativamente completa como una dentición del mismo individuo, lo que permite tener certeza sobre a qué especie pertenece la columna vertebral.

“Si bien Issa era ya uno de los esqueletos más completos de un homínido antiguo jamás descubierto, estas vértebras prácticamente completan la parte inferior de la espalda y hacen que la región lumbar de Issa sea un competidor no solo por el homínido mejor conservado jamás descubierto, sino también probablemente el mejor preservado”, dice Berger, autor del estudio y líder del proyecto Malapa. “Esta combinación de integridad y preservación le dio al equipo una mirada sin precedentes a la anatomía de la espalda baja de la especie”, añade.

El estudio también demuestra que la lordosis de sediba era incluso más extrema que en cualquier otro australopitecino descubierto hasta ahora. De hecho, el grado de curvatura de la columna observada solo fue superada por la observada en la columna vertebral del niño Turkana (Homo erectus) de Kenia, hace 1,6 millones de años, y de algunos humanos modernos.

Respecto a la integración de la columna lumbar con otras regiones del esqueleto, el investigador Daniel García Martínez, de la Unidad de Antropología de la Universidad Complutense de Madrid y miembro afiliado del CENIEH, indica: “la capacidad de usar el medio arbóreo para la locomoción también se observa en algunas otras regiones anatómicas, como por ejemplo en su estrecho tórax superior”. “Estos resultados de sediba encajan muy bien en otras reconstrucciones de torsos de homininos de transición procedentes de nuestro proyecto de investigación que tenemos en el MNCN, donde también vemos evolución en mosaico en otros sistemas anatómicos relacionados”, añade Markus Bastir.

En estudios previos realizados en esta especie antigua se han resaltado las adaptaciones mixtas a través del esqueleto en sediba que han indicado su naturaleza de transición entre caminar como un humano y adaptaciones trepadoras. Estos incluyen características estudiadas en las extremidades superiores, la pelvis y las extremidades inferiores.

Los resultados demuestran que sediba es una forma de transición de un antiguo pariente humano y su columna tiene una forma claramente intermedia entre las de los humanos modernos (y neandertales) y los grandes simios.»Issa caminaba como un humano, pero podía trepar como un mono», concluye Berger.