A menudo se acusa a los periodistas científicos de informar de los nuevos descubrimientos y estudios científicos de forma sensacionalista, pero un estudio encuentra lo contrario

Los periodistas científicos vivimos en el filo de una afilada navaja de afeitar. Somos los intermediarios entre el mundo de la ciencia y la investigación, y el público general. A menudo se nos acusa por ambos lados de exagerar buscando un titular más atractivo que venda mejor la noticia. Según esta percepción, un hipotético estudio en el que dos ratas de laboratorio diabéticas de un total de veinte murieron de cáncer de estómago tras tomar una dosis desproporcionada de cafeína se puede terminar titulando «El café produce cáncer». Los titulares son las tumbas donde van a morir los matices.

Pero ¿esto es realmente así? ¿Los periodistas científicos exageramos los resultados de los estudios científicos? Bueno, ahora hay un estudio científico al respecto.

Aunque siempre se pueden encontrar ejemplos de exageración, y tanto científicos como lectores deben denunciarlos, los investigadores de la Universidad de Michigan han encontrado lo contrario: los periodistas en general son bastante cuidadosos a la hora de comunicar los hallazgos científicos.

La ciencia de los titulares

En la ciencia, la certeza absoluta es difícil de alcanzar, excepto en campos como las matemáticas o la física. En muchas otras disciplinas, especialmente en la medicina, la incertidumbre es un factor del proceso y no significa necesariamente que una teoría sea errónea.

Las afirmaciones rotundas son extrañas en los «papers» científicos. Los científicos han desarrollado formas de comunicar muy especializadas para, precisamente, dejar lugar a la duda. Al fin y al cabo el propósito fundamental de publicar un hallazgo científico es un desafío a otros científicos para que lo refuten, si pueden, replicando el experimento. Los hallazgos que resisten a la refutación son los que después se convierten en máquinas, medicamentos y con suerte, decisiones políticas.

Los periodistas científicos pecan en cualquier caso de excesiva cautela

Sin embargo, este lenguaje tan barroco lleno de «los datos sugieren» y «se justifica una investigación más profunda», es precisamente lo que hace que sea a menudo incompresible para el público general. Los «podría ser», «en casos concretos» y «no todas las veces» rara vez dan lugar a titulares que a la gente le apetezca leer. También pueden ser confusos para los periodistas especializados, aunque tengan formación científica, ya que la especialización ha llegado a tal extremo que solo un puñado de personas en el mundo entienden completamente el hallazgo.

Medir la certeza en las palabras

El estudio de Michigan, dirigido por David Jurgens, es esperanzador. Los casos en los que se malinterpreta o tergiversa la información científica son excepciones. Los periodistas científicos pecan en cualquier caso de excesiva cautela y a menudo dan versiones más moderadas de las conclusiones que aparecen en los estudios.

Incluso el año pasado, en plena pandemia de Covid-19, un estudio encontró que cuando se publicaban en medios de comunicación resultados de estudios preliminares o sin revisar, la mitad de las noticias enfatizaban la incertidumbre en lugar de usar el sensacionalismo.

En el nuevo estudio, los científicos de Michigan, analizaron cómo comunicaban los periodistas la incertidumbre científica, y si las afirmaciones científicas se exageraban o no. También querían explorar cómo cambiaban las afirmaciones científicas en las noticias entre las publicaciones más respetadas y las menos rigurosas.

Para ello usaron datos de noticias de la empresa Altmetrics, que sigue las menciones de artículos científicos en las noticias, sobre más de 129.000 artículos de prensa que mencionaban artículos científicos. En cada artículo buscaron palabras como «conclusión», para ver cómo los periodistas habían comunicado los resultados.

Los investigadores establecieron un «nivel de certeza» del estudio científico original basado en el lenguaje utilizado, y lo compararon con el nivel de certeza de los artículos de prensa. Contra los pronósticos, los resultados determinaron que los periodistas rebajaban  el nivel de certeza original. Es decir, cuando el estudio decía «protege», los periodistas decían algo como «puede proteger». Esta consistencia de los periodistas se mantenía incluso cuando las publicaciones tenían diferentes niveles de prestigio y profundidad.

En conclusión, según el estudio, puede que los periodistas científicos, en términos generales, no lo hagamos tan mal. Seguiremos informando.

REFERENCIA

Measuring Sentence-Level and Aspect-Level (Un)certainty in Science Communications