Los tomates editados genéticamente usando CRISPR podrían ser una nueva fuente de vitamina D para evitar los problemas de salud asociados a la deficiencia de este micronutriente

La vitamina D se fabrica en nuestro cuerpo tras la exposición de la piel a la luz UVB, pero aún así, la fuente principal son los alimentos. Se calcula que el 40% de los europeos tiene insuficiencia de vitamina D, y lo mismo ocurre con cerca de mil millones de personas en todo el mundo.

Los tomates contienen de forma natural en sus hojas uno de los componentes básicos de la vitamina D3, llamado provitamina D3 o 7-dehidrocolesterol (7-DHC), pero en niveles muy bajos. La provitamina D3 no se acumula normalmente en los frutos de los tomates maduros.

Los investigadores del grupo de la profesora Cathie Martin en el Centro John Innes en Norwich, Reino Unido, han empleado la edición genética CRISPR-Cas9 para introducir cambios en el código genético de las plantas de tomate para que la provitamina D3 se acumule en el fruto del tomate. Las hojas de las plantas editadas contenían hasta 600 ug de provitamina D3 por gramo de peso seco. Hay que tener en cuenta que la ingesta diaria recomendada de vitamina D es de 10 ug para los adultos.

Cómo conseguir tomates con vitamina D

En investigaciones anteriores se estudió cómo se produce el 7-DHC en la planta; se descubrió que una enzima concreta, Sl7-DR2, es la responsable de descomponerlo y convertirlo en otras moléculas en el fruto, y por eso no estaba presente. Los investigadores utilizaron CRISPR para desactivar esta enzima en el tomate, de modo que el 7DHC se acumule en el fruto.

Al medir la cantidad de 7-DHC descubrieron que se acumulaba tanto en la pulpa como en la piel de los tomates, además de en las hojas. Esto es interesante porque las hojas de estos tomates no se desperdician, sino que se podrán reutilizar para fabricar suplementos de vitamina D3.

A continuación, los investigadores comprobaron que el 7-DHC de los tomates podía convertirse en vitamina D3 mediante luz UVB, un proceso similar al que ocurre en la piel humana. Tras el tratamiento con luz UVB, un tomate contenía niveles de vitamina D3 equivalentes a los de dos huevos medianos o 28 g de atún, que son dos fuentes dietéticas recomendadas de vitamina D.

Este nuevo cultivo podría ayudar a millones de personas con insuficiencia de vitamina D, un problema creciente relacionado con un mayor riesgo de cáncer, demencia y muchas de las principales causas de mortalidad. Los estudios también han demostrado que la insuficiencia de vitamina D está relacionada con una mayor gravedad de la infección por Covid-19.

El bloqueo de la enzima en el tomate no tuvo ningún efecto sobre el crecimiento, el desarrollo o el rendimiento de las tomateras. Otras plantas estrechamente relacionadas, como la berenjena, la patata y el pimiento, tienen la misma vía bioquímica, por lo que el método podría aplicarse a estos cultivos vegetales.

REFERENCIA

Biofortified tomatoes provide a new route to vitamin D sufficiency