El telescopio espacial James Webb ha captado una imagen de la galaxia Rueda de Carro donde su forma tan caprichosa no deja indiferente a nadie.

Cada vez que el recién estrenado telescopio espacial James Webb libera una nueva imagen, causa expectación. Es el caso de el nuevo objeto que ha logrado captar. Se trata de la galaxia Rueda de Carro y está llena de historia. Pero antes de leer sus cicatrices, vamos a situarnos. La galaxia Rueda de Carro (también conocida como ESO 350-40 o PGC 2248) está situada a más de 500 millones de años luz en dirección a la constelación de Sculptor. Se estima que tiene unos 150.000 años luz de diámetro, lo que la hace ligeramente superior a nuestra Vía Láctea.

Esta galaxia no se corresponde con un descubrimiento. De hecho, el Hubble ya nos ofreció espectaculares imágenes que permitieron saber parte de su historia. Sin embargo, la gran cantidad de polvo que presenta, la hacía invisible en gran medida para el veterano telescopio. Ahora, con el Webb, la historia que podemos leer es mucho más completa ya que su poder infrarrojo puede atravesar ese polvo. Es como si hubiésemos descifrado páginas de un libro que estaban en otro idioma. Gracias a ello, ahora podemos ver cómo ha sido su evolución en los últimos miles de millones de años, aprendiendo nuevos detalles sobre la formación de estrellas en aquella galaxia y sobre el agujero negro que tiene en su centro.

NIRCAM Y MIRI, LOS ARTÍFICES DE LA IMAGEN

Una de las imágenes del Webb debemos agradecérsela al instrumento NIRCam, la cámara de infrarrojo cercano, que puede captar el cielo en un rango de longitudes de onda que van desde las 0,6 hasta las 5,0 micras. Sus tonos azules, naranjas y amarillos revelan muchas más estrellas y estructuras de las que podemos ver en el rango visible humano. También se revela la distribución de las poblaciones de estrellas más viejas, así como la gran concentración de polvo del núcleo en comparación con otras regiones de la galaxia.

Otra imagen de esta galaxia es la captada con el instrumento MIRI, la cámara que capta el universo en el rango del infrarrojo medio. Los datos están coloreados en tonos rosáceos  que nos permite ver regiones ricas en hidrocarburos y otros compuestos como silicatos. En este rango destacan sobre todo los radios casi espirales que unen el centro con la periferia galáctica.

Finalmente, la imagen que más se ha distribuido desde los canales oficiales para distribuir las imágenes del Webb, ha sido una composición entre las imágenes captadas con NIRCam y con MIRI.

Nebulosa del carro fotografiada por el telescopio James Webb

Imagen de la galaxia Rueda de Carro compuesta por los datos aportados por los instrumentos NIRCam y MIRI del Webb || Créditos: NASA, ESA, CSA, STScI, Webb ERO Production Team.

ASÍ ES LA GALAXIA RUEDA DE CARRO

Al ver el aspecto de esta galaxia, el nombre de «rueda de carro» parece evidente, ¿verdad? Sin embargo, su forma no siempre fue así ya que esa morfología es el resultado de un evento cataclísmico: una colisión a alta velocidad entre una galaxia espiral y otra más pequeña. Este tipo de colisiones provocan una especie de «baile transitorio» entre los objetos involucrados. Lo que vemos ahora, no es más que un instante de ese baile donde los sucesos que han tenido lugar, han hecho que la apreciemos con esa forma tan característica.

Quizás las consecuencias más evidente que podemos apreciar en esta galaxia son los dos anillos que presenta. El interno se muestra con un brillo mucho más notable que el externo que, por otro lado, muestra más colores y resulta más llamativo. Estas dos estructuras tienen en común que se están expandiendo desde el centro de la galaxia, lugar que parece ser el epicentro de la colisión. Es decir, la galaxia pequeña atravesó a la grande en su zona central. Debido a esto, a las galaxias con esta apariencia se les denomina galaxias anulares, menos comunes que las elípticas como M87 o las espirales como la Vía Láctea.

El centro de la galaxia Rueda de Carro está poblado de gigantescos cúmulos de estrellas jóvenes, por lo que es una zona de gran erosión debido a la cantidad de radiación que emiten estos jóvenes objetos celestes. Con respecto al anillo exterior, se sabe que lleva expandiéndose desde hace unos 440 millones de años y es una zona de nacimiento y de muerte. Allí nacen estrellas en cúmulos más pequeños que los existentes en el centro de la galaxia y también mueren en forma de supernova.

¿Qué aspecto tendría esta galaxia antes de colisionar? Los científicos creen es que podría haber sido una galaxia espiral como la nuestra, pero es tan solo una hipótesis. Lo que está claro es que el baile galáctico continúa y la galaxia seguirá modificando su aspecto. Hoy, parece una rueda de carro, pero, ¿cómo será dentro miles de millones de años?

Antonio Pérez Verde es autor de la web Astrométrico. Más textos aquí.