Los cocodrilos que viven en las alcantarillas de Nueva York son grandes, albinos y casi ciegos debido a la falta de luz solar.  Esta es la historia de una de las leyendas urbanas más fascinantes de la Gran Manzana.

Rafa Mingorance, autor del canal de YouTube Diario Vivo Nueva York, explica  en este vídeo cuál es el origen del mito. No tiene desperdicio.

Texto de Rafa Mingorance

Especular con la idea de que los caimanes habitan dentro de las alcantarillas de Nueva York ha sido un tema recurrente de películas, libros y programas de televisión durante más de 80 años. Siempre han aparecido ante el público como si fueran monstruos siniestros que planean trepar a la superficie para comerse a los habitantes de Nueva York.

Existe tanta fascinación por estos reptiles que, cada 9 de febrero, se celebra el Día del Caimán, fiesta que sirve, en realidad, para recaudar fondos que ayudan al mantenimiento del agua potable de la Gran Manzana.

Como sucede con otras leyendas, aquí también hay una pequeña parte de verdad. Y esto lo demuestra el hecho de que varios de los centros de protección de animales que hay en Nueva York han rescatado a cinco caimanes en los últimos dos años. Ninguno de ellos salió de la alcantarilla, eran tan solo mascotas que sus dueños habían abandonado cuando habían alcanzado el metro de longitud.

En los años 30nació la leyenda que aseguraba que los caimanes vivían en las alcantarillas. Se decía que los neoyorquinos compraban estos reptiles en Florida, durante las vacaciones de verano, y se los llevaban en la maleta de regreso a casa.

En los años 30, si querías comprar un caimán, podías hacerlo tan solo con publicar un anuncio en una revista.

Cuando se hacían demasiado grandes para tenerlos como animales de compañía, los tiraban por el retrete. ¿Qué hay de verdad en esto? Pues aquí lo único cierto es que, en Florida, puedes ver a los caimanes sin esforzarte mucho. Hasta se les permite que trepen la valla de una base militar sin sufrir represalias por parte del ejército. Los caimanes son bastante pacíficos y no atacan a las personas si no se les molesta.

En los años 30, si querías comprar un caimán, podías hacerlo tan solo con publicar un anuncio en una revista. Esto que hoy nos parece un disparate fue una práctica habitual de medios de comunicación tan importantes como Popular Mechanics. Por esta razón, se comprende que la ciudad enmudeciera de pánico con la noticia publicada por el The New York Daily News el 9 de febrero de 1935.

El titular decía que James Mitreno y Salvatore Concolucci, dos jóvenes de 19 y 16 años respectivamente, habían cazado, en Harlem, un caimán que medía dos metros y medio de largo.

Al parecer, los dos amigos habían salido a la calle para tirarse bolas de nieve cuando, de pronto, escucharon un rugido extraño procedente de la alcantarilla que tenían justo al lado. James y Salvatore descubrieron bajo sus pies algo insólito: un caimán. Ambos, intentaron primero ayudar al animal para que saliera de ahí, pero al abrir la boca y enseñar sus dientes los dos jóvenes se sintieron amenazados y pensaron que sería mejor cazarlo.

Teddy May, comisionado responsable de las alcantarillas de Nueva York, ordenó poner cebos envenenados y organizó batidas de cazadores armados con rifles para matar a los caimanes

El capitán que cazó un caimán

Otro caso muy sonado fue el que protagonizó el capitán Ira Fisk en 1937. Sacó del East River (en Brooklyn) un caimán de metro y medio de largo. El artículo publicado por el The New York Herald Tribune empezó relatando que Fisk abrió ‘la temporada local del caimán’. Según explicaba después el artículo, el capitán ató las patas delanteras del animal para que dejara de moverlas de un modo ‘tan salvaje’. En vista de la situación y de la alarma social que se estaba generando, ese mismo año Teddy May, comisionado responsable de las alcantarillas de Nueva York, ordenó poner cebos envenenados y organizó batidas de cazadores armados con rifles para matar a los caimanes. Del resultado de aquel despliegue poco se supo después.

Ya en la década de los años 1960, los reptiles dejaron las alcantarillas para alcanzar un nuevo territorio: la literatura. En 1963, aparecieron en la novela ‘V’, de Thomas Pynchon. El protagonista de esta obra se llamaba Benny Profane y era un ex marino que se ganaba la vida cazando caimanes en las alcantarillas de Nueva York. ‘V’ está considerada una de las grandes obras del siglo XX.

Pornografía con caimanes

En los años 70, también aparecieron en películas porno como fue el caso de ‘Sue Prentiss, R.N’. La historia trata de unos cazadores de caimanes que se relajan del estrés con unas enfermeras muy calientes. El escenario no podía ser otro que Nueva York, cuna de la industria porno.

La leyenda de los caimanes también ha fascinado a generaciones de niños. Les excitaba la imaginación verse como héroes enfrentados a bestias temibles. De ahí el éxito de las Tortugas Ninja en los años 80. Sus tres protagonistas, Donatello, Raphael y Michelangelo luchaban incansables contra el caimán mutante Leatherhead.

No es legal tener un caimán en Nueva York, salvo que tengas un permiso especial que te autorice. El problema es que, debido a un vacío legal, en otros estados norteamericanos sí se pueden comprar caimanes por correo postal.

Otro caso también muy sonado fue el que protagonizó, en 2010, un caimán en Queens. Apareció debajo de un coche azul y los vecinos, al verlo, no tardaron en llamar a la policía. El animal medía 62 centímetros de largo. Se desconoce cómo llegó hasta allí. La policía acudió rápido al lugar y capturó al caimán. Después lo llevaron a un centro especializado en el cuidado de reptiles. El animal no tenía señales de maltrato.

Si bien es cierto que el caimán es un animal con una gran capacidad de adaptación al medio, los expertos aseguran que difícilmente podría vivir en las alcantarillas de Nueva York por una razón, allí el agua que circula es demasiado tóxica y fría. Si hay un monstruo en las alcantarillas, son los restos de toallitas no reciclables que son realmente un montruo real.