Estas ilusiones ópticas desconciertan al cerebro humano porque demuestran que nada es realmente lo que parece. 

Nuestros sentidos nos permiten manejarnos por el mundo. Vemos, oímos, saboreamos, olemos y con esa información vivimos. Pero nuestro radar no es preciso. Ni siquiera se acercan a la precisión. Aún así, el conjunto de información que recibimos a través de los sentidos permite que nuestro cerebro se haga una idea de cómo es el entorno y podamos salir cada día a la calle convencidos de que la vida es lo que nos parece.

La imperfección de nuestros sentidos se hace evidente cuando nos enfrentamos a las ilusiones ópticas. Por eso nos desconciertan tanto.

Esquinas donde no las hay

Observa  las líneas de la imagen. ¿Qué tipo de líneas ves? ¿Son rectas o curvas?

Realmente, todas las líneas pintadas son onduladas, no se dibujó ni una solo línea en zigzag. Es difícil de creer, porque tus ojos seguirán diciendo que ante ti hay líneas en zigzag.

Esta ilusión óptica, descubierta por el psicólogo experimental Kohske Takahashi de la Universidad Chukyo de Japón recibe el nombre de «ilusión de ceguera por curvatura», y es un ejemplo más de que no siempre podemos confiar en nuestros ojos cuando miramos. Si eres como la mayoría de la gente, probablemente verás tanto las líneas onduladas como las líneas en zigzag en pares alternos, pero lo cierto es que solo hay un tipo de línea, la curva.

Según Takahashi, podría tener que ver con la forma en que nuestros ojos diferencian las curvas y las esquinas en el mundo real, y que nos resulte más útil diferenciar líneas en zigzag que curvas para acomodarnos a ciudades y casas llenas  de geometrías. Nos hemos adaptado a ver esquinas según explica Takahashi.

Los puntos 12 puntos que desaparecen

Esta ilusión óptica está entre las que más grado de desasosiego generan. Es posible ver 12 puntos negros distribuidos por la cuadrícula gris. Pero es imposible verlos todos al mismo tiempo. Aparecen y desaparecen como una burla. En el momento en que te concentras en una fila, otra fila desaparece misteriosamente de la vista.

Descubierta por primera vez en la década de 1990, la ilusión de la cuadrícula centelleante se aprovecha de un proceso neuronal llamado inhibición lateral, que describe cómo una neurona excitada en el cerebro tiende a reducir la actividad de sus vecinas. Puede sonar bastante contradictorio, pero significa que las neuronas vecinas responden menos si se activan al mismo tiempo que si se activa una sola.

En busca del cofre oculto

Cuando miras esta imagen, en principio solo ves rectángulos y sus sombras, pero podría haber algo más. Fija la mirada en el centro de la imagen y espera.

Los círculos que descubres son un engaño de tus sentidos. Se llama “La ilusión óptica del cofre” y es una variación de la obra “Op Art illusion” creada por el psicólogo de la Universidad de Stanford Anthony Norcia en 2006 para el certamen Illusion of the Year.

El gato que ¿sube o baja?

La imagen muestra a un gato con la pata extendida y la cola levantada sobre unas escaleras. Ante la pregunta de si sube o baja es muy posible que no dudes y tengas una respuesta clara. Aunque es muy probable que a estas alturas del artículo ya se hayan encendido las alarmas de la prevención y prefieras no dar una respuesta categórica. Entonces, ¿sube o baja?

Dependiendo de dónde fijes la mirada, puedes ver al gato bajando con la luz que viene del techo, o subiendo con la luz que viene del suelo. Dependiendo de a quién preguntes, podría ser cualquiera de las dos cosas. Pero probablemente, nada te va a hacer cambiar de opinión. Para ti el gato o sube, o baja. De ese modo tu cerebro se queda tranquilo y puedes salir al mundo convencido de que las cosas son tal y como las ves.