Con la respiración yóguica el flujo sanguíneo del cerebro puede reducirse un 40% . Esta es la razón de su efecto relajante y su poder para generar estados alterados de la mente. ¿En qué consiste?

«Respira», publicado por Planeta, es un libro que recorre la ciencia de la respiración en todas sus dimensiones y exalta el «poder de la nariz».

A menudo se usa mal la nariz. Un 40% de la población actual padece obstrucción nasal crónica y cerca de la mitad respira habitualmente por la boca.

La respiración yóguica reduce la sangre en el cerebro

En reposo, cada minuto fluyen por el cerebro unos setecientos cincuenta mililitros de sangre: cantidad suficiente para llenar una botella de vino. La irrigación sanguínea puede incrementarse un poco al hacer ejercicio, al igual que lo hace en otra partes del cuerpo, pero en general se mantiene uniforme. Pero respirar intensamente puede provocar grandes alteraciones.

Por un cerebro relajado fluye tanta cantidad de sangre como vino contiene una botella estándar: 750 ml.

Cuando tomamos más aire del que necesitamos, exhalamos demasiado dióxido de carbono, lo cual estrecha los vasos sanguíneos y hace disminuir la circulación, especialmente en el cerebro.

En cuestión de segundos de hiperventilación, el flujo sanguíneo del cerebro puede reducirse en un 40%, una cantidad increíble.

Las áreas más afectadas por este fenómeno son el hipocampo cerebral y las cortezas frontal, occipital y parietooccipital, que, juntas, gobiernan funciones como el procesamiento visual, la información sensorial del cuerpo, la memoria, la experiencia temporal y la percepción del yo.

Con la respiración yóguica, al incrementar enormemente la cantidad de aire que respiramos, todas esas áreas cerebrales se ven afectadas, y esto puede producir potentes alucinaciones, incluso experiencias extracorporales, alucinaciones visuales y auditiva.

También se produce un desequilibrio del pH en la sangre que afecta al sistema límbico, el «controlador» de las emociones. Las experiencias generadas solo con el control de la respiración yoguística son tan potentes como las obtenidas con el consumo de algunos psicotrópicos.

El libro Respira, la Nueva Ciencia de un arte olvidado, recoge diversas técnicas de respiración, desde las utilizadas como anestésico en clínicas dentales de la Infinity Dental Specialist, hasta la técnica de respiración que utiliza la Navy Seal para que los militares estén tranquilos y concentrados.

La técnica de respiración yóguica de pranayama

Fase 1

Siéntate con las piernas cruzadas, la espalda recta y relaja los hombros.

  • Coloca una mano sobre el ombligo y respira suavemente con el vientre. La barriga se expande con cada inhalación y se desinfla con la exhalación. Hazlo varias veces.
  • Mueve la mano unos cuantos centímetros hacia arriba para que cubra la parte inferior de la caja torácica. Centra la respiración en la ubicación de la mano, expandiendo las costillas con cada inhalación y retrayéndolas con cada exhalación. Haz entre tres y cinco respiraciones.
  • Mueve la mano hasta que esté justo debajo de la clavícula. Respira hondo hacia esta zona e imagina que el pecho se extiende y se repliega con cada exhalación. Haz unas cuantas respiraciones así.

Fase 2

  • Une todos estos gestos en una sola respiración, inhalando con el abdomen, luego con la parte baja del tórax y luego con el pecho.
  • Exhala en dirección contraria, vaciando primero el pecho, después la caja torácica y finalmente el vientre. Si quieres, usa una mano para notar cada zona a medida que inhalas y exhalas.
  • Repite esta secuencia aproximadamente una docena de veces.