Las sepias pueden superar una versión piscícola de la prueba del marshmallow, y las que más aguantan por conseguir el premio resultan ser las más inteligentes

Quizá te suene la prueba del marshmallow. Los científicos de Stanford en 1972 estudiaron a niños entre tres y cinco años. En el estudio, se ofrecía al niño un marshmallow o nube de azúcar. Entonces el investigador anunciaba que iba a salir de la habitación, y le planteaba un dilema. Podía comerse la golosina, o esperar 15 minutos y entonces recibiría dos.

Este estudio sirvió para destacar la importancia del autocontrol y su influencia en el éxito en la vida. Ahora, investigadores de la Universidad de Cambridge han sometido a seis sepias a una versión parecida del experimento. Las sepias debían elegir entre un langostino que podían comerse al momento o, una gamba viva, su alimento preferido, por la que tendría que esperar.

Las sepias llegaron a esperar dos minutos por conseguir el alimento de mayor calidad. Estos resultados, publicados en la revista Proceedings of the Royal Society B, forman la primera prueba de relación entre autocontrol e inteligencia de una especie no primate.

Cómo se hace una versión piscícola de la prueba del marshmallow

Para llevar a cabo el experimento, los investigadores pusieron los dos alimentos que suelen consumir las sepias comunes en dos tanques separados. Cada tanque tenía una puerta corredera transparente que permitía ver lo que había en su interior. En el lado opuesto del acuario se colocaron dos barreras para que las sepias se asentaran en un lugar equidistante de las dos cámaras.

Boceto de las condiciones de la Prueba de Marshmallow a sepias. Fuente: The Royal Society

Se probaron diferentes series de retrasos en la apertura de las puertas. Los investigadores empezaron por 10 segundos que iban aumentando progresivamente. Las seis sepias del experimento mostraron  autocontrol, esperando a la gamba e ignorando el langostino, del que se apartaban para no caer en la tentación.

Las sepias con más autocontrol llegaron a aguantar 130 segundos para conseguir la gamba. Según los científicos, esta capacidad es comparable a la de animales de gran cerebro como los chimpancés… o los niños.

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Además, a cada alimento de la sepia le acompañaba un símbolo diferente. Esto se hizo con la intención de que las sepias aprendieran a asociar cada símbolo con un tipo de accesibilidad. Después, se cambió la recompensa para que se asociase con el símbolo contrario. Las sepias más rápidas en aprender la asociación y en darse cuenta del cambio fueron las mismas que mostraron más autocontrol en la primera tarea.

¿Por qué someter animales a pruebas de autocontrol?

El autocontrol es la capacidad de resistirse a una gratificación inmediata en favor de una recompensa mejor pero más tardía. Es una habilidad cognitiva vital que sustenta la toma de decisiones eficaz, los comportamientos dirigidos a objetivos y la planificación futura, según un estudio de la Universidad de Stanford.

El autocontrol también se ha relacionado con el rendimiento cognitivo tanto en humanos como chimpancés. Otros animales como los cuervos y los loros, también tienen un autocontrol relativamente alto a la hora de comer. Mientras a las ratas, los pollos y las palomas les resulta mucho más difícil no alimentarse inmediatamente.

Alguna de las explicaciones que se atribuyen a este tipo de comportamiento es que las especies sociales dependen de la cooperación para sobrevivir. Por ejemplo, como se da cuando un individuo ayuda a un congénere en el presente con el fin de recibir un favor recíproco en el futuro, según reveló un estudio de la Universidad de Harvard.

Desde Cambridge quisieron comprobar cuál sería la respuesta de las sepias. Las sepias son moluscos como el pulpo o el calamar con un metabolismo rápido, una vida corta, y entornos que no requieren de cooperación. Sin embargo, estudios anteriores habían demostrado cambios en el comportamiento hacia sus presas debido a orientaciones futuras, pero hasta ahora no se sabía si era por una capacidad de autocontrol.

Los investigadores sugieren que el autocontrol de las sepias es el resultado de otra costumbre suya: permanecen camufladas en el fondo marino durante largos periodos de tiempo para evitar a los depredadores. Estos periodos se ven interrumpidos por breves sesiones de búsqueda de alimento al aire libre. En estos casos, el autocontrol puede ayudar a las sepias a optimizar su búsqueda de alimentos, ya que sólo atacan a las presas de mejor calidad, como apuntan en el estudio.

«El autocontrol requiere comprender que menos a veces es más, es decir, que evitar la tentación ahora puede conducir a un mejor resultado en el futuro. Este es un elemento fundamental para la evolución de la toma de decisiones complejas», afirma la autora principal del estudio.

REFERENCIAS

Cuttlefish exert self-control in a delay of gratification task