Ciertos seres vivos son capaces de entender su entorno y reaccionar a este a pesar de no tener cerebro, esto podría explicar por qué a veces  la pérdida de masa cerebral en humanos no afecta al individuo

En un nuevo estudio de la Universidad de Harvard, un tipo de moho, llamado Physarum, es capaz de realizar numerosas acciones que asociamos a pensar, pero sin tener un cerebro. El Physarum ha sido capaz de resolver laberintos, aprender patrones e incluso predecir cambios en las pruebas a las que fue sometido.

Todos asociamos los pensamientos al cerebro, ya sea en animales o nuestra propia especie. Pero hay organismos que no poseen este órgano, o al menos no como nosotros lo conocemos. Los científicos estudian el comportamiento de estos organismos para averiguar cómo son capaces de pensar sin cerebro. Este tipo de estudios quizá ayude a explicar uno de los grandes misterios de la neurobiología. ¿Cómo es posible que algunas personas que pierden una gran cantidad de masa cerebral puedan vivir sin ningún efecto notable en sus vidas?

Cerebro hueco

Una radiografía que muestra un gran hueco en el cerebro pero que no afecta al individuo

Los neurocientificos estudian cerebros animales similares al humano, como el de las abejas para analizar su capacidad de pensamiento complejo. Pero en algunos casos, ni siquiera hace falta que el animal tenga cerebro, como este moho que es capaz de aprender a pesar de no tenerlo. Este tipo de comportamientos hace que los investigadores se planteen cuestiones no solo científicas sino también filosóficas. ¿Los seres vivos sin cerebro tienen inteligencia? ¿Estos organismos tienen conciencia?

Saliendo del laberinto sin cerebro

El moho Physarum es un organismo ameboideo que puede medir casi un metro. De manera muy simplificada, es una enorme célula en la que flotan numerosos núcleos, sin ningún órgano, y por supuesto sin cerebro. Anteriormente se creía que solo se movía siguiendo estímulos de calor o luminosos, pero esto no es del todo cierto.

Este organismo es capaz de detectar y tomar decisiones sin intervención de luz o calor. Cuando se le daban a elegir dos montones de alimento, el Physarum era capaz de analizar la situación y extenderse al que más le convenía, ya fuese por distancia o por cantidad. Analiza la situación mediante las vibraciones que detecta en el suelo, pero que racionalice que le conviene más es algo totalmente inesperado.

Hongo sin cerebro

El Physarum polycephalum puede pensar sin cerebro

Mike Levin lo expresa así: “Nuestro descubrimiento en el comportamiento de este organismo señala lo temprano que surgió el pensamiento en los organismos vivos, lo cercana que es la relación entre inteligencia, comportamiento y morfogénesis (…) Otros investigadores han demostrado como de parecidos son estos movimientos estratégicos en células de animales más complejos, incluyendo neuronas, células madre y células cancerígenas”.

El caso de los cabeza hueca

Nuestro cerebro tiene 1,7 millones de años, pero queda mucho por estudiar de la materia gris. Hace poco se obtuvieron las primeras imágenes de un cerebro latiendo, pero aun así hay muchas situaciones en las que los expertos no saben cómo funciona este órgano. Uno de los cosos más extraños es el de las personas a quienes les falta una gran cantidad de masa cerebral, pero no se ven afectados por ello.

Muchas enfermedades, entre ellas el coronavirus, afectan a nuestro cerebro, pero pocas son tan graves como la hidrocefalia. Esta enfermedad hace que se genere demasiado liquido en dentro del cráneo, lo que conlleva un aumento de presión que podría ser mortal. Por suerte hoy en día a la mayoría de pacientes se les puede extraer el líquido el acumulado y curarse de la hidrocefalia, pero aun porcentaje mínimo les queda una extraña secuela, apenas conservan masa cerebral.

Radiografía cerebros

Un cerebro «normal» (izquierda) y un cerebro que presenta una reducción masiva tras la hidrocefalia (derechas)

Hay casos en los que la persona solo conserva un cinco por ciento de la masa cerebral normal en un adulto y aun así tienen una vida completamente normal. Uno de los pacientes a los que se le descubrió esta condición se graduó en matemáticas teniendo literalmente, la cabeza hueca. En muchos de estos casos los afectados solo se daban cuenta de su condición cuando hacían una vista al médico por otro problema y casualmente se descubría que les faltaba gran parte del cerebro.

Los neurólogos no saben responder a muchas de las preguntas que plantean esta condición de cabeza hueca. El estudio de estos peculiares cerebros tampoco ha podido realizarse a escala global por lo que tampoco se sabe cómo afecta realmente a las personas que lo padecen. La única teoría es que la plasticidad del cerebro hace que se pueda ir adaptando a este enorme hueco durante su crecimiento, pero aun nada es seguro. Estos casos ponen de manifiesto que aún conocemos poco sobre el cerebro animal y el nuestro propio, pero también nos enseña la compleja belleza de la mente.

REFERENCIAS

Mechanosensation Mediates Long-Range Spatial Decision-Making in an Aneural Organism

Wittgenstein’s Certainty is Uncertain: Brain Scans of Cured Hydrocephalics Challenge Cherished Assumptions

Is your brain really necesary?