Más que una mano con dedos oponibles, o la desfachatez de caminar erguidos, si algo hizo de nuestra especie la diva de la Tierra fue un cerebro como ninguno.  Hace 1,7 millones de años, el cerebro humano inició su camino al éxito.

(Foto: imagen de uno de los cráneos estudiados de Dmanisi, Georgia. Science)

El nacimiento del cerebro humano moderno tiene que ver con la aparición del lenguaje y el despuntar de esa rara avis que es una mente simbólica capaz de albergar dioses, hacer cuentas, o escribir La Divina comedia. En algún momento el cerebro Homo dio un salto evolutivo circense.

“Antes de hace 1,7 millones de años, el cerebro de ‘Homo’ era similar al de los australopitecinos y al de los monos antropomorfos. Desde hace 1,5 millones de años, es similar al nuestro, al de los ‘Homo sapiens’ y neandertales», explica  la paleoantropóloga Marica Ponce de León, autora principal de un novedoso estudio publicado en Science sobre las formas del cerebro de homínidos primitivos.

En sus manos, 39 cráneos de miembros de nuestro género que vivieron entre hace 70.000 y 2 millones de años, algunos en África, otros en Dmanisi, Georgia. Uno de ellos, un cráneo realmente especial.

El Cráneo 4 de Dmanisi, que corresponde a «un anciano que no tenía dientes. Hace 1,8 millones de años, los inviernos en Georgia eran durísimos. Un anciano solo y sin dientes nunca hubiera sobrevivido. Sin embargo lo hizo, sobrevivió a la pérdida de los dientes.

«El anciano de Dmanisi es uno de los primeros signos de cooperación social en nuestra historia», explica Ponce de León. El anciano de Dmanisi no habría sobrevivido si el grupo no hubiera cuidado de él. A pesar de esto, el cerebro de aquellos humanos, coetáneos de los H. heildebergensis de Atapuerca que se comían los unos a los otros, todavía era arcaico, similar al de los Australopithecus.

Pero, aproximadamente un millón de años después, algo cambió para siempre.  El equipo de Ponce de León sitúa  los orígenes del cerebro humano moderno en África entre hace 1,7 y 1,5 millones de años.

Los primeros ‘Homo’ surgieron en África dentro de un linaje, el de los homínidos, cuyos orígenes se remontan hace 7 millones de años. Eran los tiempos de Toumaï, un fósil descubierto en Chad. Unos cuatro millones de años más tarde, y ya nos acercamos a los tiempos de Lucy, los ‘Homo’ caminaban erguidos y fabricaban herramientas, aunque su cerebro tenía algo menos de la mitad de tamaño que el nuestro.

Una investigación reveló que, si bien Lucy tenía una estructura cerebral similar a otros simios, como el chimpancé, su cerebro tardaba más tiempo en alcanzar el tamaño adulto. Es decir, sus bebés tardaban más en poder independizarse y requerían durante más tiempo la protección materna, algo en la que los humanos modernos nos llevamos la palma. La infancia de nuestra especie es, con mucho, la más prolongada. Es decir, en tiempos de Lucy, algo ya estaba ocurriendo en el cerebro de los Homo.

La especie ‘Australopithecus afarensis’, famosa por los fósiles de Lucy y Dikika encontrados en Etiopía, tenían un mosaico de rasgos de simios y  humanos, un sello distintivo de la evolución.

Un millón de años después, los Homo salieron de África a la conquista del mundo, todavía con un cerebro primitivo. No hay que olvidar que entonces ya caminaban erguidos y habían empezado a utilizar las primeras herramientas.

La investigación de los 70 cráneos

No existen fósiles de cerebros de nuestros antepasados.  Las estructuras cerebrales solo se pueden deducir a partir de las impresiones dejadas por los pliegues y surcos del cerebro en las superficies internas de los cráneos fósiles.

Debido a que estas impresiones varían considerablemente de un individuo a otro, hasta ahora no era posible determinar si el cerebro de un fósil de ‘Homo’ se parecía más al de un primate no humano -un chimpancé, por ejemplo- que al de un humano.

Los científicos de la Universidad de Zúrich lo han conseguido por primera vez gracias a la tomografía computarizada y han logrado establecer que pasó mucho tiempo desde que apareció ‘Homo’ hasta que su cerebro sufrió una reestructuración en la parte frontal y se diferenció del de sus ancestros.

Mejores herramientas y el comienzo del lenguaje

Los investigadores contrastaron los pliegues y las hendiduras  dentro de los cráneos fósiles con las de simios y humanos actuales.

Sobre esta base, han encontrado que el cerebro sufrió una reestructuración en la parte frontal especialmente importante, que les hace pensar en el origen de la mente humana, hace entre 1,5 y 1,7 millones de años, y que sucedió en poblaciones africanas.

“Durante este tiempo, la variedad de herramientas en África aumentó”, menciona Zollikofer, coautor del estudio. Junto con los instrumentos de piedra primitivos, aparecieron las hachas de mano primarias. Y los investigadores sospechan que los primeros tipos de lenguaje humano se desarrollaron en este momento.

La reorganización de los lóbulos frontales coincidió en el tiempo con el salto tecnológico del olduvayense (una de las formas de denominar a las primeras industrias humanas de la Prehistoria africana), al achelense (una industria lítica mucho más sofisticada.  «Por eso, muchos arqueólogos  habían postulado que tuvo que haber algún cambio en el cerebro humano en ese momento, y ahora lo hemos demostrado», apunta Ponce de León, quien considera muy probable que las primeras formas de lenguaje surgieran entonces.