La Universidad de Washington ha analizado cómo mejorar las habilidades de lectura en edades preescolares a través de Internet durante la pandemia

El Instituto de Aprendizaje y Ciencias del Cerebro de la Universidad de Washington (UW) organizó un campamento de lectura para edades preescolares durante dos semanas en 2020. El objetivo era analizar la actividad cerebral antes y después del curso. Debido a la pandemia, la institución decidió adaptarlo a la plataforma de videollamada Zoom.

La muestra de este estudio, publicado en la revista Frontiers in Human Neuroscience, ha sido de 83 participantes en el grupo experimental, quienes seguían las clases en línea, y de 33 integrantes del grupo control que no recibió la docencia. En ambos equipos, el nivel socioeconómico de las familias era similar.

Las actividades que se desarrollaron en el “Reading Camp” se enfocaron en desarrollar habilidades fundamentales para la adquisición de la lectura. El programa se basaba en juegos y en movimientos de brazos, piernas, pies o cuerpo entero, conocidos como motricidad gruesa, y ejercicios con las manos, muñecas, dedos, labios y lengua, correspondientes a la llamada motricidad fina.

La dinámica del curso

Antes de empezar, la organización envió por correo el material escolar necesario para el curso. El kit incluía auriculares, libros, fichas, plastilina y juguetes para usar en las lecciones. Además, repartieron tabletas y conexión a internet al alumnado que tenía acceso a ellas. En las clases, el número de infantes era de tres y les dirigía un docente. Al mismo tiempo, se hacían ejercicios grupales de seis participantes coordinadas por dos adultos.

Durante las jornadas, se impartían dos sesiones de aprendizaje de las letras, dos de distinción de sonidos del inglés, llamada conciencia fonológica y dos sobre la decodificación de palabras y sus significados. Para finalizar, el profesorado leía un cuento que se mostraba en la pantalla y el grupo podía preguntar o comentar la historia. Las clases duraban de 10 a 20 minutos con descansos cortos. Los familiares no podían intervenir salvo para ayudar a resolver problemas técnicos.

El profesorado iba disfrazado de gallina y el alumnado debía enseñar el huevo del color correcto para responder

En una de las actividades, mostraban una imagen de un objeto y tenían que indicar con qué letra empezaba. A las opciones se les había asignado un huevo de distintos colores.  El profesorado iba disfrazado de gallina y el alumnado debía enseñar el huevo del color correcto para responder. Al final del experimento, aprendieron a reconocer 20 letras de las 26 del alfabeto inglés.

El grupo experimental mejoró más que el de control en todas las habilidades de lectura medidas, la conciencia fonológica y el conocimiento de las letras minúsculas y sus sonidos. El nivel socioeconómico no influyó en los resultados, aunque falta investigar si esta condición afecta a largo plazo en esta formación. Otra línea de investigación es analizar los cambios estructurales y funcionales en el cerebro cuando se aprende a leer en edades preescolares.

La lectura infantil en España

En el último Barómetro del Ministerio de Cultura y Deporte de España sobre hábitos de lectura y compra de libros, la lectura infantil muestra valores elevados. En el 75,9% de los hogares con menores de seis años, los familiares les leen. Este dato ha aumentado un 1,5 puntos porcentuales respecto a 2020. Entre las edades de 6 a 9 años, el 83,7% lee más libros sin contar los de texto.

Para estimular la lectura infantil, las bibliotecas podrían proponer a los infantes llevar su peluche favorito para que duerman allí y al día siguiente les aconsejen un libro. Esta iniciativa la analizó la Universidad de Okayama (Japón)  y comprobó que cuando llevaban animales se interesaban más por los libros sobre ellos.

REFERENCIA

Can an Online Reading Camp Teach 5-Year-Old Children to Read?