La línea divisoria de las carreteras fue idea de June McCarroll, una médica que no tuvo fácil que se aceptara su propuesta

En la intersección entre Indio Boulevard y Flower Street, en Indio (California), hay una placa dedicada a una médica: June McCarroll. El reconocimiento no se debe a su trabajo sanitario, sino a que el mundo del automóvil le debe una idea que ha salvado muchas vidas: la línea divisoria de la carretera.

McCarroll en realidad no era californiana, sino de Nueva York. Viajó a California para tratar de aliviar, sin éxito, la tuberculosis de su primer marido. Allí se estableció atendiendo a los indios nativos.

Pero su popularidad no habría llegado hasta nuestros días de no ser por un accidente. Un día de 1917, al anochecer, McCarroll conducía su Ford T por una autopista para visitar a sus pacientes. Tuvo la mala fortuna de cruzarse con un camión que tenía dificultades para distinguir dónde terminaba el asfalto. Y McCarroll lo pudo esquivar saliendo de la carretera a una zanja de arena.

El accidente, por suerte, no tuvo consecuencias dramáticas para esta médica que, en lugar de perder el tiempo en pleitear contra el camionero, empezó a pensar en la manera de que situaciones así no volvieran a repetirse. Su preocupación por la seguridad vial no era nueva. A menudo atendía a víctimas de tráfico.

Durante un viaje posterior por la US Ruta 99 hacia Kane Springs, la doctora June notó que la carretera tenía una unión central definida, y pensó que pintar una línea divisoria blanca para separar el carril de ida y el de vuelta era una buena idea.

Emprendedora y entusiasta como era –de hecho ejerció como médica, lo que no dejaba de ser una rareza teniendo en cuenta que hablamos de los primeros años del siglo XX–, se fue a la Junta de Supervisores del Condado de Riverside con el propósito de que aplicaran su idea por todo el territorio del Estado. Los del Condado de Riverside la escucharon amablemente, y con la misma amabilidad pasaron de ella. Así que McCarroll, bote de pintura en mano, salió a la carretera y pintó una marca vial de delimitación de carriles. Así nació la primera línea divisoria de la historia del automóvil.

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La Interestatal 99, hoy Indio Boulevard, fue el escenario para esta particular pintada que ha evitado innumerables catástrofes desde entonces.

Pero esta médica no se conformó con aumentar la seguridad del tramo que pasaba por su casa. Durante los cinco años siguientes estuvo tratando de convencer a las Cámaras de Comercio americanas y a los departamentos de carreteras de la necesidad del proyecto. Hasta que recurrió al Indio Women’s Club. Fue un acierto porque gracias a esta plataforma, otros clubes y federaciones de mujeres fueron mostrando su apoyo a la iniciativa hasta conseguir que el Estado de California promulgase una ley que autorizaba a la Comisión Estatal de Carreteras a trazar una línea en medio de todas las carreteras estatales. La doctora June había vencido, y con ella la seguridad de todos los conductores a partir de ese momento.