Los genes neandertales en el ADN moderno desvelan miles de años de interacción entre las dos especies
El mestizaje entre neandertales y humanos modernos es uno de los capítulos más fascinantes de nuestra prehistoria. Los neandertales (Homo neanderthalensis) eran un grupo humanoide que vivió en Europa y Asia hasta hace unos 40,000 años. Los Homo sapiens, al migrar desde África, compartieron territorio y eventualmente se cruzaron con los neandertales. Esto dejó una huella genética en los humanos modernos, entre un 1% y 2% de nuestro genoma. Estudios recientes analizan estos fragmentos genéticos para entender no solo la época del mestizaje, sino también las adaptaciones evolutivas heredadas.
Un nuevo análisis del ADN de 58 humanos antiguos y cientos de personas modernas ha identificado que el mestizaje entre neandertales y Homo sapiens comenzó hace aproximadamente 50,500 años y se extendió durante unos 7,000 años. Esto refina las estimaciones previas, que abarcaban un rango de entre 54,000 y 41,000 años. Según los investigadores, estas fechas también señalan que la primera gran migración humana fuera de África había concluido hacia el año 43,500 a.C.
La investigación, liderada por Priya Moorjani de la Universidad de California, Berkeley, y Benjamin Peter del Instituto Max Planck para la Antropología Evolutiva, subraya que el intercambio genético no fue un evento único, sino que ocurrió a lo largo de miles de años. Diferentes grupos humanos habrían interactuado y mezclado con los neandertales durante este período, lo que coincide con evidencias arqueológicas de convivencia en Eurasia.
Los humanos modernos heredaron entre un 1% y 2% de su ADN de los neandertales, pero esta proporción varía según la región. Por ejemplo, las poblaciones de Asia Oriental poseen aproximadamente un 20% más de genes neandertales que las europeas, lo cual podría explicarse por migraciones posteriores hacia el este.
Curiosamente, ciertos segmentos del genoma humano moderno están completamente libres de genes neandertales. Estos “desiertos genéticos” indican que algunas variantes de ADN neandertal resultaron incompatibles o incluso letales para los humanos modernos. Sin embargo, otras variantes fueron clave para la supervivencia, especialmente aquellas relacionadas con la pigmentación de la piel, el metabolismo y el sistema inmunológico.
Un ejemplo destacado es un gen heredado de los neandertales que otorga protección frente al coronavirus responsable de la COVID-19. Estas adaptaciones, según los científicos, reflejan cómo los humanos modernos adoptaron características beneficiosas al enfrentarse a climas fríos y nuevos patógenos fuera de África.
El equipo también analizó cómo estas adaptaciones evolucionaron con el tiempo. Fragmentos genéticos beneficiosos, como los relacionados con la inmunidad y la pigmentación, aumentaron en frecuencia entre los humanos modernos tras el mestizaje. Esto sugiere que algunas variantes fueron esenciales para la adaptación a los entornos de Eurasia. Por otro lado, ciertas variantes, como aquellas relacionadas con la resistencia a enfermedades, podrían haber sido útiles solo en épocas posteriores, cuando las condiciones ambientales cambiaron.
Además de los neandertales, los humanos modernos de Asia también heredaron un pequeño porcentaje de ADN de otro grupo arcaico: los denisovanos. Según Moorjani, estos hallazgos ofrecen una ventana única para comprender cómo las interacciones con nuestros «primos evolutivos» moldearon la historia genética de nuestra especie.
Este estudio no solo precisa el cronograma del mestizaje entre neandertales y Homo sapiens, sino que también destaca cómo estos eventos antiguos influyen en nuestra biología actual. Desde resistencias inmunológicas hasta adaptaciones climáticas, la herencia neandertal sigue viva en nuestra especie, una fascinante conexión con el pasado.
REFERENCIA
Imagen: Ilustración de un encuentro entre un grupo de neandertales (negro) y un grupo de humanos modernos (rojo, fila superior) con descendientes que muestran una ascendencia neandertal reciente (rojo, fila inferior), imaginada como una pintura rupestre. El ADN de los huesos y dientes de estos primeros antepasados humanos está ayudando a los científicos a comprender las interacciones entre los primeros Homo sapiens y los neandertales que encontraron tras emigrar de África. Crédito: Leonardo Iasi, MPI-EVA. Figura creada con Dall-E y BioRender.com
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