Rolls Royce asegura que su avión es imbatible en términos de velocidad

Aquí hay negocio. Lo saben todos los implicados en el mundo de la aviación. La movilidad eléctrica aérea es un pastel demasiado suculento como para que las principales compañías del sector miren para otro lado. La última en mostrar sus cartas ha sido la inglesa Rolls Royce, que ha anunciado que su avión movido por energía eléctrica es el más rápido del mundo. Spirit Of Innovation, nombre que recibe su aeronave, alcanza los 623 km/h, lejos todavía de los 828 km/h del Airbus a320 movido por queroseno.

Avión eléctrico Spirit Of Innovation de Rolls Royce

El reto, como pasa en el mundo del automóvil, es la autonomía. En el caso de esta avioneta es de 7-8 minutos como máximo si no quiere quedarse sin energía en pleno vuelo. Eso quiere decir que apenas puede recorrer 72 km. Es poco para un avión de producción en serie, pero un hito para un prototipo eléctrico con una batería de 750V y 6.480 celdas. Solo para centrarnos, con esta batería se podrían cargar 7.500 teléfonos móviles. Es mucho, pero se queda corto si queremos alimentar un motor como este de 544 CV (400 kW) que mueve una hélice que gira a 2.200 rpm.

 

Más que coches

Rolls Royce es uno de los mayores proveedores de motores aeronáuticos del mundo, pero no está solo en esta hazaña de conseguir un avión eléctrico realista. El Instituto de Tecnología Aeroespacial (ATI) y el Departamento de Negocios, Energía y Estrategia Industrial e Innovación de Gran Bretaña le apoyan. Pero al otro lado del Atlántico también hay movimientos. La NASA ha iniciado un proyecto con GE Aviation y MagniX USA, dos empresas con gran experiencia en el campo de la electrificación de aeronaves, para llevar a cabo un avión eléctrico, mientras que Wright Electric también está trabajando en desarrollar un motor de 2 megavatios (2000 KW) para este tipo de aeronaves. La carrera ha empezado pero, al menos de momento, Rolls Royce lleva la delantera.

Infografía del avión eléctrico Spirit Of Innovation de Rolls Royce

Los orígenes de Rolls Royce están ligados a la industria de la aviación casi tanto como a la del automóvil. Empezaron produciendo coches en 1904 pero Charles Stewart Rolls, que además de gustarle los coches era un gran aficionado a los aviones, tuvo en mente desde el principio de su actividad industrial desarrollar un motor aeronáutico. La Primera Guerra Mundial estalló en 1914 sin que ni ellos ni la mayoría de los empresarios de la época lo esperaran. A la sorpresa inicial siguieron momentos de inquietud por la caída de las ventas de los automóviles de lujo. Charles Rolls y Henry Royce atravesaban un momento difícil cuando la Royal Aircraft Factory les encargó la fabricación de un propulsor de 200 CV y ocho cilindros en V para sus aeronaves. Este encargo, junto con otros 50 motores V8 para automóvil, permitieron a la firma salir airosa de la contienda y abrir una línea de negocios. Hoy sigue proporcionando extraordinarios ingresos, aunque la división aeronáutica y la automovilística ya no tienen nada que ver entre sí.

 

Motor Eagle V12 par aviación de Rolls Royce

Uno de los motores Eagle V12 par aviación de Rolls Royce se exhibe en el South Australian Air Museum. Foto: Geoff Nowak