GPS y Galileo están incorporados en la mayoría de los sistemas de navegación de la Unión Europea

El 8 de enero de 1642 murió el científico que puso las bases para desarrollar los actuales sistemas de navegación. Galileo Galilei inventó el telescopio, descubrió que la Tierra gira alrededor del Sol y que los planetas tienen satélites. Pero hoy Galileo, además del científico, es el nombre que la Agencia Espacial Europea (ESA) ha dado a uno de sus programas estrella: el sistema de posicionamiento para todos los ciudadanos.

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Galileo Gaslilei (1564​-Arcetri, Toscana; 8 de enero de 1642)

En Europa llevamos años oyendo hablar de Galileo sin que sepamos muy bien en qué punto está. Pero resulta que Galileo se ha hecho mayor. Ya tiene 22 años aunque seguimos sin saber a qué se dedica. Javier Benedicto, director del programa Galileo en la Agencia Espacial Europa, asegura que Galileo está más presente en nuestras vidas de lo que nos creemos.

Javier Benedicto, director del programa Galileo en la ESA

Javier Benedicto, director del programa Galileo en la Agencia Espacial Europea.

QUO- Llevamos muchos años oyendo hablar del programa Galileo.

– Javier Benedicto. El sistema de navegación Galileo empezó a desarrollarse en la Unión Europea hace algo más de 20 años. Se trata de un programa de cobertura mundial que ofrece servicios de posicionamiento y sincronización a todos los ciudadanos, estén donde estén. Llegó a su culminación en 2016.

Q- ¿Qué diferencia hay con el estadounidense GPS?

JB- GPS ofrece una precisión de entre 10 a 30 m. Con Galileo hablamos de menos de metro. Y eso abre un sinfín de posibilidades a nivel de las aplicaciones que podemos ofrecer. GPS, además, está bajo control del Departamento de Defensa de los Estados Unidos y, salvo excepciones, sus aplicaciones son fundamentalmente militares. Galileo, sin embargo, es un sistema civil y por tanto se ha desarrollado para objetivos eminentemente civiles. Eso a nivel de los aspectos programáticos. En cuanto a prestaciones, Galileo es mucho más moderno porque está fabricado recientemente y se apoya en tecnologías más avanzadas. Eso revierte en la calidad del servicio.

La precisión de Galileo es inferior a un metro, la de GPS de hasta 30 metros

Q- ¿En qué se traduce esa calidad?

JB- En una precisión de centímetros.

Q- Hay ocasiones en las que es necesaria más, una precisión milimétrica

Sí, efectivamente. Por ejemplo, la cartografía para hacer mapas. Para esos casos hay sistemas que se llaman diferenciales en los que, esperando un minuto o dos, se consigue una precisión milimétrica. Son servicios que se ofrecen a compañías privadas mediante pago. También hay soluciones de este tipo instaladas localmente. Por ejemplo, para entrar en los grandes puertos marítimos o en los aeropuertos con el fin de ayudar a las aeronaves a efectuar los aterrizajes automáticos basados únicamente en navegación por satélite.

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Uno de los satélites de Galileo.

Q- ¿Hay algún tipo de rivalidad con GPS?

JB- Nosotros en el año 2004 firmamos un acuerdo de interoperatividad con el Departamento de Estado norteamericano para que Galileo y GPS fueran compatibles. Es decir, cualquier receptor, sin modificaciones importantes, puede recibir los dos sistemas de navegación a la vez. Galileo es, de hecho, el único sistema que se ha autorizado en Estados Unidos. Ni el programa chino ni el ruso lo están. Por eso la mayor parte de los fabricantes de semiconductores han integrado Galileo junto con GPS en sus productos.

Galileo, una cuestión de tiempo

Q- En los coches y en los teléfonos móviles se sigue utilizando GPS. ¿Puedo pedirle al fabricante que me instale Galileo?

JB- Prácticamente la totalidad de los navegadores de hoy en día tienen la función Galileo incorporada aunque el consumidor no lo sepa. Los navegadores de los coches y los teléfonos funcionan con ambos. El receptor es el que determina en cada momento si utiliza dos satélites GPS y tres Galileos o cuatro Galileos y ningún GPS. Es decir, decide la mejor combinación posible para proporcionar una gran precisión en un momento y lugar concreto. La compatibilidad entre ambos es un aspecto muy importante.

Q- Pero nadie es consciente de la importancia de Galileo. Todo el mundo se cree que lo que lleva a bordo de su coche o en su teléfono es GPS.

JB- GPS se ha convertido en una marca, como cuando te bebes una gaseosa y dices que te has tomado una Casera. Con los sistemas de posicionamiento pasa lo mismo.

Q- Si Galileo es más avanzado, ¿qué necesidad tiene de coordinarse con GPS?

JB- La señal que se reciben de los satélites Galileo es más potente y tiene mejor precisión en sí misma, pero hay que tener en cuenta que los cálculos de posicionamiento consideran también la altura. Es un valor fundamental, por ejemplo, para la navegación aérea o para quien tiene que ubicarse en las montañas. Para eso hacen falta cuatro satélites. ¿Por qué cuatro? Porque además de determinar tres coordenadas hay que resolver la variable del tiempo.

Galileo tiene en cuenta el tiempo que tarda en llegar la señal desde los satélites a la Tierra. Un error de solo una milmillonésima parte de un segundo equivale a una desviación de 30 metros en el posicionamiento.

Q- ¿Cómo influye aquí el tiempo?

JB- Una posición concreta se determina calculando el tiempo que ha tardado la señal desde que sale del satélite hasta que llega al receptor. Por eso en todos los satélites Galileo hay relojes de precisión muy elevada qué permiten determinar con mucha precisión ese tiempo. El receptor lo que hace es buscar los cuatro mejores en cada momento. Y eso varía porque los satélites no están en órbita geoestacionaria, sino que se van moviendo respecto al usuario que, a su vez, se desplaza también. Por eso, la geometría en cuanto a las constelaciones de los sistemas de navegación GPS y Galileo va cambiando. El receptor decide cuáles son los cuatro mejores satélites en cada momento. Es así como funciona. Un error de solo una milmillonésima parte de un segundo equivale a una desviación de 30 metros en el posicionamiento.

Q- Es de suponer que Galileo tendrá un papel fundamental en la conducción autónoma

JB- Aquí será necesaria esa precisión extrema de la que hablábamos. La conducción autónoma requiere mucha fiabilidad. Hay que posicionar los vehículos autónomos en un entorno en el que habrá otros automóviles en movimiento. Es necesario también determinar aspectos como a cuántos centímetros estamos del borde de una calzada o de cualquier infraestructura de la vía. Y Galileo será decisivo en todo ello.