El Volkswagen Arteon Shooting Brake retoma el concepto de los antiguos familiares y ofrece la misma capacidad que un SUV similar, pero con mejor aerodinámica y consumo.  

El Volkswagen Arteon Shooting Brake es uno de esos automóviles que destaca en un parque móvil donde todo es aburrido. Apuesta por una carrocería diferente que tiene sus orígenes casi en la historia misma del automóvil y que planta cara a las bondades de los SUV.

Basado en el Volkswagen Passat, el Arteon Shooting Brake compite con el BMW Serie 3 Touring, el Audi A4 Avant y el Mercedes Clase C Estate, aunque estos modelos apuestan por una línea más tipo ranchera que la del Arteon, que tiene su origen en modelos de dos puertas.

Una historia de cazadores

El término shooting-brake surgió para referirse a carros tirados por caballos que solían emplearse a principios del siglo XIX para transportar material de caza. Tenían los dos asientos delanteros para el conductor y su acompañante, como era habitual en los coches de tiro, pero también contaban con bancos en la parte trasera para transportar cazadores, sus armas y las piezas cobradas. Pronto los shooting brake fueron sinónimo de camionetas.

En la década de 1960 la industria del automóvil retomó el concepto para definir unas carrocerías a las que se les había añadido un portón trasero que facilitara la carga en el maletero. Eran coches a caballo entre los coupé y los vehículos de transporte.

Poco a poco el término se desvirtuó y hoy la mayoría tiene cinco puertas aunque mantienen la línea descendente trasera de los anteriores modelos de dos plazas.

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Adiós a los SUV. Bienvenidos los shooting brake

El Volkswagen Arteon Shooting Brake es un ejemplo de ello. Respecto a los SUV, su menor altura también incide en un mayor aplomo debido a que el centro de gravedad está más bajo, mientras que la capacidad de carga no varía en relación a SUVs de dimensiones similares. Tiene además mejor aerodinámica y en consecuencia menor consumo y emisiones más bajas que, además, mejoran en la version híbrida enchufable. En Volkswagen llaman a esta motorización eHybrid, una opción interesante para los que se mueven habitualmente en ciudad porque tiene etiqueta cero y puede hacer en modo eléctrico hasta 61 km.

El Volkswagen Arteon eHybrid monta un propulsor de gasolina de 1.4 litros de Volkswagen con 156 caballos y otro eléctrico de 116 caballos que logra dejar las emisiones en 27 g/CO2 durante los cien primeros kilómetros de recorrido. A partir de ahí, si no se enchufa, las emisiones son las de cualquier motor de gasolina con todo su potencial, lo que quiere decir alrededor de tres veces más.

La Unión Europea ya ha anunciado una nueva forma de medir las emisiones en estos vehículos para que sea más realista con la utilización que se les da. A partir de 2027, corresponderán completamente con la conducción en el mundo real. Habrá que ver entonces qué pasa con toda esta legión de automóviles que se están vendiendo con el argumento de la etiqueta Cero.