Con los precios disparados, aún quedan coches razonables. El Hyundai i10 no es una gran berlina ni un gigantesco SUV, pero ¿quién dijo que es el momento de los modelos grandes?

El Hyundai i10 es uno de esos coches que va contracorriente en un mercado con los precios al alza. Los vehículos por encima de los 25.000 están a la orden de día y son legión los que superan los 30.000. En este escenario, coches por debajo de los 17.000 euros suenan a melodía celestial, a bálsamo para bolsillos agotados por la inflación.

Pero, ¿por qué los coches son tan caros? La explicación a este dislate responde a un cúmulo de circunstancias en el que la carencia de microchips tuvo el principal protagonismo. La falta de stock y la incapacidad para atender la demanda de los consumidores disparó los precios hasta cotas desconocidas. Los plazos de espera para conseguir una unidad llegaron a ser de meses y el mercado de segunda mano, con entrega inmediata, vivió, y de hecho está viviendo, uno de sus mejores momentos.

Más de un culpable

Pero los microchips no son los únicos que han tenido la culpa en esta situación. La necesidad de acometer las inversiones que la electrificación requiere también ha puesto a los fabricantes contra las cuerdas. La guinda del pastel ha estado en una tendencia tecnológica que ha llevado al sector a ofrecer modelos con equipamientos cada vez más caros y sofisticados.

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En medio de este panorama, todavía quedan productos para la esperanza. El Hyundai i10, con capacidad para cinco personas, es uno de los que, ofreciendo todo ese paquete de ayudas tecnológicas tan en boga, presume de estar en torno a los 16.000 euros. Acomete ahora lo que en el sector se llama facelift, que no es otra cosa que una actualización con ciertos retoques estéticos, como nuevas luces diurnas en los acabados Essence y Klass y traseras en el acabado Nline. También tiene un nuevo cuadro de instrumentos digital con una pantalla central de 4,2”, pantalla táctil Display Audio de 8”, conectividad Bluetooth y compatibilidad con Apple CarPlay y Android Auto.

Uno de los riesgos de abaratar el precio de los coches es que el equipamiento en materia de seguridad sea menor

El peligro de ofrecer precios competitivos es que el fabricante reduzca equipamientos en aquellos aspectos que no se ven como la seguridad, y eche el resto en los más visuales. No es el caso de este pequeño urbanita que incorpora asistencia de frenado, control de estabilidad, asistente de prevención de colisión frontal con capacidad de detección de ciclistas y sistema de mantenimiento en el carril.

Ratonear por la ciudad

El Hyundai i10 está disponible con tres niveles de potencia. La gama empieza con un motor atmosférico de 1.0 y 66 caballos de potencia, que se puede solicitar con cambio automático o manual. La particularidad de este tipo de motores es que aspiran aire de la atmósfera directamente a través el filtro, sin utilizar ningún elemento especial que fuerce esta aspiración. Su característica fundamental es que su comportamiento es progresivo en todo su rango de revoluciones, sobre todo en las versiones de gasolina como las que componen la gama del Hyundai i10. También hay un atmosférico con un poco más de potencia, 85 caballos, y una cilindrada de 1.2 litros. Y los que quieran un poco más de dinamismo tendrán a su alcance una versión TGDI turboalimentada de 100 CV. Y todo ello, sin tener que estar hipotecado de por vida.

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