Mercedes-Benz tiene un CEO, un consejo de administración y casi 170.000 trabajadores en el mundo. Pero cuando toca decidir, miran a Irma

La vía para la electrificación de los coches es imparable para la mayoría de los fabricantes de automóviles. El futuro se pinta halagüeño si se logran despejar las chinas que hay en el camino. Y una de ellas son los materiales con los que están hechas las baterías. Litio y cobalto se hallan en el corazón de este desafío que tiene a los responsables de Mercedes-Benz obsesionados por hallar una solución respetuosa.

El objetivo es reducir aún más el uso de materias primas críticas. La marca ya ha anunciado que en las próximas generaciones de celdas de baterías se va a reducir el contenido de cobalto a menos del diez por ciento. El objetivo a largo plazo es poder prescindir completamente de este material mediante tecnologías que usen otros elementos.

Mercedes ya está trabajando con baterías de estado sólido, en las que el electrolito que se encuentra entre los dos electrodos (polos positivo y negativo) empieza a hacerse de una cerámica conductora en lugar de disolventes contaminantes.

El objetivo a largo plazo en el mundo del automóvil es producir baterías con elementos menos contaminantes.

Y mientras ese futuro prometedor llega, Mercedes-Benz solo adquiere celdas de batería con materiales de instalaciones mineras auditadas y se asegura que trabaja con proveedores que compran materias que cumplen con el estándar minero de la Iniciativa para el Aseguramiento de la Minería Responsable (IRMA). Los criterios más importantes de esta norma incluyen tanto aspectos de derechos humanos como la extracción de materias primas respetuosa con el medio ambiente. La norma también tiene en cuenta otros aspectos sociales relacionados con las consecuencias de la minería industrial.

Al inicio de la producción de un nuevo coche, como el Mercedes-Benz EQA que se lanzará el año que viene, se pide una prueba de transparencia Irma de cada pieza y cada elemento.

¿Trabajar con países non gratos?

¿Seguir comprando materiales a países de alto riesgo en materia medioambiental y de derechos humanos? La duda está servida. Hay quien apuesta por un bloqueo total hacia este tipo de gobiernos y los que consideran que una retirada solo perjudica a la población y no a sus dirigentes.

Las ONG recomiendan utilizar toda la influencia posible para cambiar las cosas desde dentro, antes de que la retirada se produzca. Es, según, estas organizaciones, la única manera de lograr cambios sociales a largo plazo. Pero por si acaso Irma no consigue convencer a los dirigentes de estos países, las nuevas baterías abren la puerta a la esperanza.