Newcastle estaba devastada y sumida en la debacle cuando una factoría de coches se instaló allí. En sus cadenas de montaje hoy se fabrican el Nissan Qashqai, el Juke y el Leaf.
Dicen de los habitantes de Newcastle que son afables y tranquilos. Lo son más desde que lograron superar uno de los momentos más difíciles para ellos de la segunda mitad del siglo XX. Víctimas de la reconversión industrial decretada por Margaret Tatcher en los ochenta, se enfrentaron al cierre de los astilleros y de las minas de carbón. La jardinería y el trabajo social fueron el refugio de algunos de los antiguos trabajadores de la industria local. Otros, emigraron.
Consciente del declive de la zona y de las altas tasas de desempleo, el gobierno conservador británico puso en marcha entonces la NDC (Northern Development Company), un organismo participado también por las autoridades locales y la empresa privada que buscaba revitalizar la zona. Nissan vio la oportunidad de instalarse allí. Ya habían conquistado el receloso mercado norteamericano y consolidarse en Europa era un paso lógico en la estrategia de la firma.
Cada dos minutos se fabrica un Nissan Qashqai en la planta de Sunderland
La planta de Nissan en Sunderland, a escasos kilómetros de Newcastle, nació en 1986. Allí hoy se producen el Nissan Qashqai, que ahora se renueva, el Juke y el Leaf. En ella trabajan 6.000 personas a pesar de que los robots son los más visibles en la fábrica. Giran, suben, bajan, atornillan, engrasan, pintan… Todo en un sincronizado baile en el que los ajustes se evalúan con precisión micrométrica. Cada día se ensamblan en esta planta más de un millón de piezas y de su línea de montaje sale, solo por elegir un modelo, un Qashqai cada dos minutos.
Por todos los rincones
Gran Bretaña está llena de este crossover que nació en 2006. No puede nadie darse una vuelta sin encontrarse con uno de ellos en cualquier rincón del país. En Nissan aseguran que el promedio es de una unidad cada 500 metros. Lo cierto es que desde que este modelo nació se han producido aquí cuatro millones de Nissan Qashqai que han llegado a los cinco continentes.
Ahora, también seguirán produciéndolo, pero con la vista puesta en la electrificación y en la tecnología e-Power, el eslabón entre los motores de combustión y los vehículos 100% eléctricos. El Nissan Qashqai e-Power es, en principio, un coche con un propulsor eléctrico pero con una particularidad. No recarga en un poste como el resto de los vehículos que se mueven a pilas. La obtiene en pequeña medida de la energía cinética que se produce en las frenadas y retenciones, y mayoritariamente de un motor de gasolina que actúa como generador del eléctrico.
Esto no hay quien lo pare
El tren de la electrificación ha salido ya para todos los fabricantes y difícilmente se detendrá salvo algunas paradas obligadas por los devaneos legislativos comunitarios en materia de movilidad. Nissan no es ajena al futuro y a los escollos que hay para llegar a él. Ya han anunciado que lanzarán 27 nuevos modelos de aquí a 2030, diecinueve de ellos 100% eléctricos, y que a partir de 2028 empezarán a instalar en sus modelos baterías de estado sólido, el doble de eficientes en términos de autonomía.
El más allá
El plan está diseñado con detalle y persigue la fabricación de coches y baterías con energías renovables. De momento, el 20% de la electricidad que consumen en la planta de Sunderland proviene de molinos de vientos y placas solares, pero el objetivo de los responsables es ser neutrales en carbono en 2050. Nada que ver con la contaminación que generaba el carbón que se extraía de aquellas minas que alimentaban a toda una comarca antes de los ochenta.