Pensarás que la pregunta es una obviedad: porque así no extraña a quien le da de comer. Y es cierto: cuando se trata de recuperar con la cría en cautividad una especie en peligro de extinción no siempre los progenitores se comportan de modo normal, y no alimentan a sus crías. O cuando se hallan huevos o cachorros perdidos no hay a quién confiar su alimentación.
Así que en estos dos casos se sustituye a los padres por un guante o muñeco que reproduzca lo más fielmente posible la escena de la alimentación. Pero hay otra razón no tan obvia: si el animal se acostumbra al hombre, no solo será difícil devolverlo a la vida salvaje –no habrá aprendido el mecanismo natural–, sino que tenderá a sentirse atraído por él, lo cual puede ser un peligro en su vida en libertad.
Ángel Febrero
Experto en Naturaleza
Enviada por Manuel Revuelta Muñoz, Madrid
Redacción QUO