Y tanto que es cierto, porque lo toman como una amenaza. En mayo pasado, Bokito, un gorila del Zoo Blijdorp de Rotterdam (Holanda), se escapó de su jaula y atacó a varias personas antes de ser abatido con dardos sedantes. En un principio, los cuidadores del animal pensaron que esta actitud tan agresiva se debía a que el espécimen se encuentra en la pubertad y, además, está a cargo de una hembra y dos crías.
Pero las investigaciones posteriores añadieron otras causas. Acudiendo a los vídeos grabados por las cámaras de vigilancia, los investigadores se dieron cuenta de que una de las mujeres agredidas visitaba muy asiduamente al gorila y se quedaba mirándole fijamente porque, según confesó, creía que su presencia le agradaba. Pero, en realidad, en el lenguaje gestual de estos simios, esta actitud representa una agresión. Por ello, el Zoo de Rotterdam obliga a utilizar gafas como las de la foto, para que el animal crea que las miradas se dirigen a otro lado.
Enviada po Miquel Àngel Mas, Barcelona
Redacción QUO