Eso es lo que hacen estas patatas de siembra, que crecen sin necesidad de tierra, lo cual reduce la necesidad de agua y fertilizantes y evita el peligro de los patógenos del suelo. Según un sistema desarrollado por la sociedad Newco y el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, basta con mantener las raíces de la planta en la oscuridad y rodearlas de una “niebla” de agua enriquecida con nutrientes. Además de obtener unos 20 tubérculos por planta (en lugar de los 3 o 4 tradicionales), se observa su crecimiento y cada patata puede recolectarse en el momento óptimo para sembrarla.

Pilar Gil Villar