Este grupo de nueve abejarucos posados en la misma rama le ha valido a José Luis Rodríguez (Ávila) el primer premio del VI Concurso Fotográfico de Naturaleza que otorga la Consejería de Cultura y Turismo de Extremadura con motivo de la Feria Internacional de Turismo Ornitológico (FIO) 2011.
El jurado la eligió entre 325 trabajos y consideró que su originalidad, calidad y definición la hacían merecedora del galardón principal, dotado con 1.500 euros. El segundo premio lo obtuvo Dimas Serneguet con una fotografía de un colirojo tizón y el tercero Mario Cea, que también presentó un abejaruco, pero en esta ocasión comiendo una libélula.
Los abejarucos (Merops apiaster) reciben su nombre porque se alimentan principalmente de abejas, aunque su menú se extiende también a otros insectos. Suelen esperarlos sobre la rama horizontal de un árbol, en las zonas de bosque bajo o dehesas y cercanas al agua en las que habitan, y las atrapan con un rápido movimiento. A las abejas las golpean contra las ramas o suelo para deshacerse de su aguijón y luego las devoran.
De vez en cuando, expulsan por el pico los restos que no han podido digerir en forma de una bola negruzca denominada egagrópila.
Puedes verlos en la mayor parte de la Península, por debajo de los 1.500 metros de finales de marzo a septiembre. Esta temporada la aprovechan para aparearse y criar en túneles construidos en pareces arcillosas o suelos blandos. El resto del año lo pasan al calor de los territorios africanos.
Además de por sus llamativos colores, podrás identificarlos por su canto característico, que puedes escuchar aquí.
Pilar Gil Villar