Gracias a una investigación liderada por investigadores españoles del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), los científicos han conocido el porqué algunas frutas carecen de pepitas. Según apunta esta investigación publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), todo se debería a un gen llamado INO, que determinaría la presencia o ausencia de las pepitas en según que frutas. El experimento ha sido llevado a cabo con una variedad de la fruta más primitiva del planeta: la chirimoya. En concreto con la Annona squamosa, originaria de Tailandia. Esta planta, al igual que la chirimoya, es comestible y se ha observado que presenta una mutación natural que no permite que la fruta reproduzca semillas en su interior.
Como no podía ser de otra forma, una vez averiguado porqué tienen pepitas estos sanos manjares, viene la innata curiosidad del hombre: ¿Las quitamos?. Según el investigador José Ignacio Hormaza, participante del proyecto, “Los resultados de esta investigación abren la puerta a la posibilidad de, en un futuro, tras una serie de cruces entre A. squamosa y la chirimoya, obtener chirimoyas sin pepitas y quizá también puedan ser aplicables a otras especies frutales”.
Según han destacado en este estudio, esta clase de chirimoya sería el único caso de mutación natural, es decir, que no ha sido llevada a cabo por la mano humana. Esto también implica que, al carecer de semillas, la siembra debe realizarse de otra forma (injertos vegetativos).
Afirma Hormaza, «La expresión del gen INO había sido estudiada en Arabidopsis, pero no se había demostrado su intervención en otras especies filogenéticamente distintas«. El estudio, a pesar de haberse llevado a cabo con especies concretas, según los investigadores, puede ser utilizado a otros casos de interés agronómico en especies cultivadas.
Redacción QUO