En un pequeño pueblo de Brasil han sido hallados los restos fósiles de un nuevo baurusúquido (Crocodyliformes, Mesoeucrocodylia) ya denominado como Pissarrachampsa sera. El hallazgo, realizado por un equipo de paleontólogos brasileños y canadienses, muestra al arcosaurio que en sus tiempos fue el sicario de los dinosaurios, un peculiar ejemplar de la familia de los Crocodyliformes.

Pero claro, para imaginarnos a un primo lejano de nuestros actuales cocodrilos devorando un dinosaurio de seis metros, tenemos que saber que la evolución también pasó por estos excelentes nadadores. El estudio, publicado en PLoS ONE, indica que los restos fósiles encontrados del Pissarrachampsa sera, describen un arcosaurio de notables dimensiones. La cabeza, primera pieza fósil encontrada por un trabajador del Ayuntamiento en las Minas Gerais, muestra un cráneo como el de los perros. Según explica Hans Larsson, de la Universidad de McGill (Quebec): «Considerando que hoy en día los cocodrilos anfibios tienen la cabeza baja y plana, este nuevo hallazgo nos da una visión detallada por primera vez, de la anatomía craneal de este extraño grupo de cocodrilos extintos llamados Baurusuchia que presentan un craneo como el de los perros, en sincronía con unas patas largas proporciones al cuerpo».

Destacan también los el gran número y tamaño de dientes del Pissarrachampsa sera. Es una de las razones, además del apoyo histórico y evolutivo, por la que los investigadores consideran que estos parientes del actual cocodrilo se alimentaban de animales carnívoros tales como otros baurusúquidos como ellos y dinosaurios. Criaturas que llegaban a superar los seis metros de altitud. Disponía de un paladar secundario muy bien desarrollado, unos huesos extremadamente fuertes y dientes en sendas cavidades. Recientes estudios también han revelado datos fascinantes sobre los fósiles encontrados, tales como el tamaño del cerebro o su capacidad auditiva.

Los baurusúquidos se caracterizan por un importante número de características anatómicas únicas que les distingue de sus familiares: «delgadez», cráneos grandes, rasgos morfológicos que los propios investigadores consideran «únicos».Según Felipe Montefeltro, también de la Universidad de McGill, «Se trata de un linaje excepcional de cocodrilo extinto. Hay muchos fósiles que todavía hay que encontrar para vincular este cocodrilo a los que vinieron antes y después.»

En estos momentos se está realizando una reconstrucción digital que será presentada a finales de 2011 en la reunión anual de la Society of Vertebrate Paleontology’s.

Redacción QUO