El higo se caracteriza por ser una fruta muy nutritiva. Su consumo proporciona al cuerpo humano una gran cantidad de fibra, abundantes minerales, como el potasio, el calcio, o el hierro, y vitaminas como la K, la B1, B5 y B6.

El problema es que la vida del higo fresco es excesivamente corta, ya que es un fruto que tiene la capacidad de seguir madurando fuera del árbol. Y eso es debido a un compuesto químico llamado aletileno.

Pero, ahora, investigadores del Instituto Tecnológico Agroalimentario de Extremadura, en colaboración con el Instituto Universitario de Investigación en Recursos Agrarios de la Universidad de Extremadura, han desarrollado una técnica que permite extender el tiempo de almacenamiento de la fruta sin alterar su sabor ni su textura.

Y lo que han hecho ha sido utilizar una molécula llamada 1-MCP, que bloquea los receptores del etileno y detiene la maduración del fruto. Han recolectado los higos y los han tratado en cámaras mediante la aplicación volátil de esta molécula, consiguiendo así frenar el proceso de maduración, logrando que la ruta se quede tal y como ha sido recolectada.

Gracias a esta técnica, los investigadores han conseguido que los higos llegasen a durar hasta 21 días, sin que se altere el sabor ni la apariencia de la fruta.

Fuente: SINC.

Vicente Fernández López