El llamado pájaro elefante es un ave extinta de Madagascar que está considerada la más grande que jamás pisó el planeta. De hecho, sus ejemplares alcanzaban con facilidad los tres metros de altura, y pesaban casi 700 kilos. Siempre se había creído que eran criaturas de hábitos diurnos y que poseían una gran agudeza visual, igual que otras especies emparentadas con ellas, como las avestruces.

Pero, ahora, un nuevo estudio realizado por un equipo de la Universidad de Texas, ha echado por tierra dicha creencia, ya que han encontrado indicios de que estas aves eran prácticamente ciegas. Para llegar a esta conclusión, los autores de la investigación reconstruyeron los cráneos de dos variedades distintas de pájaros elefante.

Dado que el cráneo de estas aves envolvía sus cerebros de forma hermética, los investigadores fueron capaces de deducir la forma de dicho órgano. Eso les permitió comprobar que el lóbulo óptico (la región involucrada en procesar la visión) estaba muy poco desarrollada, y que era incluso inexistente en la variedad más grande de esta especie.

Esa característica la asemeja al kiwi, una pequeña ave de Nueva Zelanda que puede ver de noche, pero que tiene una visión diurna muy pobre.

Por el contrario la investigación también reveló que los pájaros elefantes tenían muy desarrollado el bulbo olfativo del cerebro, lo que les confería un olfato muy fino. Aunque, curiosamente, los ejemplares de la variedad más grande lo tenían más desarrollado que los de menor tamaño. Eso hace pensar que los primeros habitaban en zonas boscosas y los segundos en llanuras.

En definitiva, los autores del estudio han llegado a la conclusión de que los pájaros elefantes tenía cierta capacidad para ver en la oscuridad, pero muy pobre visión diurna (si es que la tenían), lo que les convertía en criaturas de hábitos nocturnos.

Fuente: Newsweek.

Vicente Fernández López