No hay milagros, pero sí un poder energetizante –la glucosa, la fructosa y la sacarosa del plátano– que ha hecho posible que David Meca nadara sin descanso desde la Península a las Baleares o que Rafael Nadal se recuperara del ligero mareo que sufrió en el pasado Roland Garros a primeros de junio.
Redacción QUO