Del tren paso al metro. Observo que aún no hay árboles pese a las promesas electorales. Va-mos apretados como sardinas en lata y en celo. El calor es agobiante, claro; el aire acondicionado brilla por su ausencia. Recuerdo entonces la medida tomada por el grupo Acciona. Esta empresa española ha decidido disminuir entre 1ºC y 2ºC la temperatura de climatización de sus oficinas en época estival con el objetivo de reducir el consumo estacional de energía. Este ahorro equivale a las emisiones de CO2 de un coche que recorriera África de Norte a Sur 20 veces. Cada grado reduce un 5% el gasto energético. ¡Bravo!… Pero ¿qué ocurre en invierno? Enfriar una habitación siempre es más eficiente que subir la temperatura, pues se requiere mucha menos energía para ello. De hecho, según datos del IDAE, casi un 50% menos: por cada grado que se reduce en la calefacción el ahorro es del 7%. En este sentido las cifras son tan altas que de acuerdo con datos del satélite ambiental Envisat de la Agencia Espacial Europea la mitad de las emisiones de CO2 en Europa son producidas por los sistemas de calefacción que utilizan fuentes de energía (gas, carbón y electricidad) más contaminantes que el aire acondicionado (solo electricidad).
Redacción QUO
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