Una pequeña avispa se ha revelado como la principal enemiga de una de las arañas más venenosas de Australia. Según publican Andy Austin y Lars Krogmann en Australian Journal of Entomology, la muerte a que las someten presenta rasgos de auténtica tortura: tras paralizarlas con su veneno, las trasladan hasta su nido y, mientras siguen vivas, depositan un huevo en su cuerpo. Cuando la larva eclosiona, la carne de araña se convierte en su primera y principal fuente de alimento.
Este descubrimiento ha sido posible gracias a que el niño de nueve años Florian Irwin avisó inmediatamente a su padre al divisar una avispa arrastrando a una hembra de araña espalda roja (Latrodectus hasselti) en su jardín de Beaconsfield. Peter Irwin acudió raudo cámara en mano y, tras inmortalizar la escena, envió las imágenes al Museo de Australia Occidental, desde donde contactaron con el experto en avispas Andy Austin.
Un detenido estudio en su departamento de la Universidad de Adelaide identificó a la avispa como una Agenioideus nigricornis, especie descubierta durante el primer gran viaje del Capitán Cook (1768-1771). Desde que el danés Johan Christian Fabricius la describiera en 1775 había permanecido en el olvido.
Ahora los investigadores han aclarado su mortal relación con la espalda roja, pariente de la viuda negra que “tiene una gran presencia en Australia y se ha propagado a otos países, sobre todo Japón y Nueva Zelanda. Al estar asociada sobre todo a asentamientos humanos, han constituido un problema durante años”, según Austin.
Pilar Gil Villar