No solo los humanos podemos perder el deseo sexual. Las mantarrayas también pierden su libido, aunque por diferentes causas. Según Guy Stevens y su equipo, que llevan más de ocho años observando a la especie Manta birostris en las Maldivas, éstas podrían estar dejando de aparearse a consecuencia de la falta de alimento en su hábitat.
Las mantas gigantes, que viven en aguas templadas, se alimentan de plancton. En las Maldivas, la especie está protegida, muy diferente a la mala vida que tienen estos elasmobranquios en Indonesia o Sri Lanka, donde son utilizados para abastecer el mercado de la medicina tradicional china. A pesar de ello, Stevens asegura que «en 2009, se detuvo la reproducción«. ¿Es esto parte de los ciclos naturales o ha contribuido la mano humana y el cambio climático a estos cambios? Stevens lo tiene claro: «sospecho que no es natural. Los meteorólogos aseguran que el monzón está cambiando con respecto a los patrones habituales, algo que también confirman los pescadores que llevan trabajando la zona más de 50 años».
A lo largo de estos ocho años de observación el equipo ha observado que los hábitos alimenticios de la especie dependen en gran medida de la velocidad media del viento, que han venido siendo menos fuertes en los últimos cuatro años. Vientos más débiles, implican también un menor movimiento del mar, y con esto, una disminución de los nutrientes necesarios para que se forme el plancton del que se alimentan las mantas gigantes.
No obstante, las mantas tienen bajas tasas de reproducción, con solo una cría cada dos o tres años. Por ello, son muy vulnerables a cualquier cambio que se produzca en su hábitat. Steven afirma que según sus observaciones, ante la falta de alimento las rayas están optando por no aparearse. «Tienen que asegurarse de que la gran inversión de energía dará sus frutos, ya que no tienen muchas oportunidades.»
Vía | The Guardian
Redacción QUO