Aunque no siempre es así… por fortuna para el mundo gatuno es lo que ocurre con más frecuencia, aunque todo depende de la altura desde la que caiga. Si esta supera los tres metros, el gato tiene casi todas las papeletas para caer sobre sus patas, pero si el recorrido es inferior… puede que aterrice con la espalda.
Esto se debe a que durante la caída, los gatos pueden realizar un giro y rotar su cuerpo siempre y cuando, tengan tiempo para ello (de ahí los 3 metros). La cola hace de timón y ayuda a equilibrar el cuerpo del felino antes del forzoso aterrizaje.
*Publicado en Quonectados nº 218
Redacción QUO
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