Tenía cara de conejo y podía pesar hasta 340 kilos (el triple que sus descendientes actuales). Así era el estenurino también conocido como canguro gigante de cara corta, uno de los antepasados de los actuales marsupiales. Ahora, Christine Janis, profesora de ecología y biología evolutiva en la Universidad de Brown (EE UU), acaba de publicar un interesante artículo en la revista PlosOne en el que afirma que estos animales prehistóricos caminaban sobre sus dos patas, en vez de saltar.
De hicieron un análisis estadístico y biomecánico riguroso de los huesos de un ejemplar de Sthenurineay otros canguros del pasado y el presente hasta llegar a esta conclusión. Y descubrieron que desde un punto de vista biomecánico, la anatomía de los estenurinos de cualquier tamaño los hacía malos saltadores. «No creo que pudieran llegar a ser tan grandes a menos que caminaran», explicó la autora del estudio.
Los investigadores encontraron además numerosas evidencias de cómo los estenurinos estaban anatómicamente mal adaptados para poder saltar. Por ejemplo, el extremo inferior de la tibia en caballos y perros tiene un reborde que se envuelve sobre la parte posterior de la articulación, proporcionando estabilidad adicional para soportar más peso en cada tobillo, lo que les permite correr y saltar. Los canguros actuales carecen de este reborde, pero los estenurinos sí lo tienen. Además, tenían las articulaciones de la cadera y de la rodilla proporcionalmente más grandes. Y los músculos de sus glúteos eran proporcionalmente mucho más grandes que la de los de otros canguros. Esos músculos les habrían permitido equilibrar el peso sobre una sola pierna a la vez, tal y como hacemos los humanos para caminar.
Redacción QUO