Kenia ha lanzado una clara advertencia a los que tienen afición por matar elefantes: no van a ceder ni un ápice ante la caza furtiva. Para ello, ha quemado 15 toneladas de marfil procedente de la caza de elefantes y rinocerontes, lo que viene a traducirse en más de 190 millones de euros al año que las mafias ingresan en sus arcas a cargo del tráfico ilegal con la fauna y flora africana.

El primero en lanzar la cerilla al fuego fue el presidente keniano, Uhuru Kenyatta, que vio cómo una fogata de marfil de tres metros se transformaba en cenizas en el Parque Natural de Nairobi, donde ya su predecesor había dado un paso similar con el fin de proteger la fauna nacional. «Tenemos pensado quemar el resto de existencias a finales de este año» informó Kennyatta.

«Esto deja claro que estamos totalmente comprometidos en salvar a nuestra fauna y queremos que el mundo sepa que el marfil es de los elefantes«, declaraba Paul Udoto, portavoz del Servicio de Vida Silvestre de Kenia.

Más de 25.000 elefantes mueren a consecuencia de la caza furtiva cada año, reduciendo peligrosamente el hábitat de estos mamíferos. Desde hace tres años, el gobierno keniano se ha puesto las pilas con el fin de parar los pies a los ‘asesinos’ de elefantes. «Son necesarios esfuerzos locales e internacionales con el fin de parar el sistema de contrabando que sostiene el negocio del marfil». Otros como China han decidido unirse a la iniciativa y prohibir importar marfil, arriesgando con ello también el filón que supone el ‘mercado negro’.

Hace tres décadas vivían en África más de 1.300.000 elefantes. A día de hoy esa población se ha reducido a 650.000 ejemplares. Efectivamente, es el momento de dar un aviso a los cazadores furtivos: nos quedamos sin elefantes.

Vía | The Sidney Morning Herald

Redacción QUO