Una segunda vida como alimento y refugio para los artistas que la tallan: diminutos moluscos que van horadándolos a buen ritmo y digiriendo su celulosa con ayuda de bacterias. Su labor ha sido descubierta gracias a un equipo del Museo de Historia Natural de Londres, que lanzó fragmentos de troncos en todos los rincones del océano.
Al cabo de unos meses, y en algunos casos años, los recogieron con robots submarinos y encontraron multitud de especies diferentes según las zonas. Todas ellas pertenecen a la subfamilia Xylophagaidae, y esta es la primera vez que se consiguen datos acerca de su número y forma de vida. A pesar de ello, aún queda por resolver el misterio de cómo detectan la madera en el suelo oceánico.
LOS DATOS:
Redacción QUO
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