En julio de 2012, en la ciudad costera del Mar Negro de Krymsk, Rusia,cayó una lluvia como nunca se había visto en la historia de la región. Y en una cantidad, más de 17 centímetros en un día, que resultaba casi imposible. Las aguas causaron inundaciones que provocaron la muerte de más de 170 personas.
Hasta ahora nadie había dado con la posible causa de semejante evento. Pero un equipo de científicos de Alemania, asegura haber dado con la clave. Aparentemente el aumento de la temperatura de las aguas del mar Negro en las últimas décadas alimentó la convección explosiva que llevaba a esas lluvias intensas. El incremento de la temperatura en la superficie de las aguas habría provocado que las lluvias aumentaran un 300% en comparación con lo que los registros muestran de décadas pasadas.
«No decimos que esto es 100% debido a factores antropogénicos – explica el responsable del estudio, Edmund Meredith, del Centro GEOMAR Helmholtzpara la Investigación Oceánica, en Kiel, Alemania – . Las variaciones naturales podrían haber provocado un cambio. Sin embargo una cantidad considerable es responsabilidad nuestra”.
De acuerdo con los estudios, las lluvias habrían sido el resultado de un sistema de baja presión que se había formado alrededor del Mar Caspio y posteriormente se trasladó lentamente sobre el Mar Negro. El movimiento lento sobre el agua permitió que la tormenta absorbiera grandes cantidades de aire caliente para tirar en un montón de aire caliente y húmedo. Cuando esta masa se reunió a los pies de las montañas del Cáucaso, donde se encuentra Krymsk, el aire se elevó y eso provocó la convección. Para comprender este fenómeno basta ver un cazo de agua hirviendo: el líquido debajo se calienta y asciende y el que está menos caliente desciende para continuar el ciclo. Así fue como la tormenta entró en un ciclo de auto-abastecimiento:cuanto más aire húmedo y caliente ascendía, más aire del mar subía.
Si bien «no es para nada raro ver eventos convectivos en esta área – asegura Meredith –, la gran intensidad del evento fue lo que lo distinguió. Las lluvias que causó eran más del doble de los registros que se conservan”.
Fue ese dato el que impulsó a Meredith y sus colegas a preguntarse si el calentamiento global, alimentado por las emisiones de gases de efecto invernadero, preparó el escenario.
Para su estudio, que se ha publicado en Nature Geoscience, los expertos utilizaron un modelo climático regional de alta resolución que podía capturar con precisión la tormenta y observaron las diferencias entre las lluvias sin el aumento de temperatura y con él, comparándolo con datos de la zona desde 1982.
Lo que encontraron fue que incluso hace sólo 30 años, la misma tormenta no habría experimentado una convección tan intensa y solo habría provocado lluvias de 3 centímetros.
Esto es mucho más del 20% adicional que se hubiera añadido aumentando la humedad en un ambiente más cálido, lo que suele ser el efecto del cambio climático más citado para lluvias extremas.
De hecho, otro evento similar ocurrió el 25 de junio pasado, justo en la costa de Sochi, donde se celebraron los Juegos Olímpicos de Invierno de 2014.
Según los científicos, el efecto probablemente no se limite solo al Mar Negro. En principio, «este tipo de conclusiones – concluye Meredith – puede aplicarse a cualquier tipo de regiones costeras que se vean afectadas por eventos convectivos intensos, por ejemplo, el Mediterráneo o el sudeste de Estados Unidos.”

Juan Scaliter