Ya sea para los humanos o los animales, llegar a este mundo es un estrés. Te manosean desconocidos, te tiran de los mofletes y para colmo pretenden que en los primeros años de vida aprendamos a leer, cazar (en el caso de los animales) o caminar. Cómo si fuese tan sencillo.

En el caso de los osos polares, al menos no tienen que luchar con muchos hermanos por conseguir leche de su madre. Los Ursus maritimus solo tienen una o dos crías al año. Su período de cortejo tiene lugar en primavera, concretamente entre los meses de abril y mayo, único momento en el que los osos polares socializan con sus congéneres. El embarazo de las osas polares no tiene lugar en este momento, sino que sus óvulos no maduran hasta el mes de septiembre. Esto se conoce como implantación diferida.Tras una gestación muy corta, las crías nacen en octubre. Vienen al mundo sin dientes, ciegos y completamente dependientes de su madre. Apenas miden 30 centímetros y su peso al nacer es de unos 700 gramos.

En este vídeo publicado por el zoológico de Toronto podéis ver a la cría de un oso polar intentando dar sus primeros pasos con dos meses de edad. Cuidado, estas imágenes pueden sacar tu lado más tierno.

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Fuente: popsci.com

Redacción QUO