Uno de los placeres de un paseo bajo los árboles es escuchar los trinos de los pájaros, el deambular de lagartijas e insectos entre el follaje y el silbido del viento. Entre otros muchos sonidos que nos pasan desapercibidos.
Para que no se te escape ni uno, los estudiantes de interiorismo de la Academia Estonia de las Artes han decidido ponerles megáfonos. Sin romper el espíritu del entorno con cables eléctricos ni inmensas cajas de plástico. Para ello han construido una especie de embudos gigantes con láminas de madera diseñados para aumentar el volumen de todo lo que se mueva, berree o cante alrededor.
Además, la instalación ruuj, situada en un bosque cercano a la capital Tallin, sirve como refugio y lugar de descanso para caminantes, que pueden hacer un alto y abrir los oídos en su interior.
Para llegar hasta ella, hay que contactar con el Centro de Naturaleza de la localidad de Pähni, en el condado de Vöru.
EL DATO: 3 megáfonos colocados para crear una atmósfera sonora única en su centro.
Redacción QUO