En la naturaleza, las cosas no siempre son lo que parecen a simple vista. El juego de la supervivencia obliga a algunas flores a comportarse como camaleones vegetales que suplantan la apariencia de otras especies.
Así, es frecuente que algunos tipos de orquídeas se asemejen a otras flores capaces de producir néctar. Es lo que sucede con la orquídea ibérica Cephalantera longifolia, que confunde a los insectos por asemejarse a la flor de la jara negra.
Esta última es una especie arbustiva que ofrece alimento en abundancia, a diferencia de su imitadora la Cephalantera, que no produce ni un solo gramo de néctar. La orquídea utiliza su estrategia para atraer a los insectos, que, en su vano intento de conseguir algo valioso de ella, acaban polinizándola.
Enviada por Eduardo Palomares, Cuenca
Redacción QUO