Los perros con hocico corto (también conocidos como braquicéfalos) como los pugs, los bulldogs o los bulldogs franceses han alcanzado una gran popularidad como mascotas. Desde que el hombre domesticó al perro en el Neolítico, estas razas han sido objeto de problemas de salud ocasionados por la selección natural.
Según un informe de la asociación canina The Kennel Club, un 15% de estos perros sufren problemas en la vista. La mitad de ellos se enfrentan a problemas de respiración con los años, intolerancia al ejercicio y apnea durante al sueño.Los genetistas han empezado a observar la manera de reducir estos problemas que ya son intrínsecos al animal. La diversidad genética, tanto por vía materna como paterna, también puede ser un aliciente en los condicionantes que afectan a estas razas.
De acuerdo con un estudio publicado en la revista Canine Genetics and Epidemiology, su ascendencia genética puede determinar la manera en la que responden a dolencias a las que se enfrentan como las alergias. En él, los autores sostienen que la salud de esta raza podría restaurarse mediante el cruce con otras variedades.
David Sargan, doctor del Departamento de Medicina Veterinaria de la Universidad de Cambridge, realizó análisis genéticos y clínicos a partir de crías de buldogs. Pusieron el foco principal en el estrés respiratorio. “Empezamos desarrollando un algoritmo informático para compararlo con el de otros perros, abriendo la forma de hacer análisis más precisos con muestras del ADN”, explica.
El investigador vincula sus conclusiones con las del estudio de la revista canina. Observaron que la morfología o el temperamento de estos animales, al hallarse sujetas al cambio generacional, son las principales variables que podrían ayudar a mejorar la salud de estos animales.
“Por suerte, no todos los perros con hocico corto sufren desórdenes respiratorios y aunque nuestra investigación todavía no está completa, ahora tenemos una gran evidencia de que hay variaciones genéticas múltiples”, indica Sargan.
La otra cara: contaminación genética
En Estados Unidos, el Consejo de Aspectos de Bienestar en la Cría de Perros (RSPCA por sus siglas en inglés) ha ofrecido mucho asesoramiento a lo largo del tiempo sobre los cuidados de estas razas. “Sin embargo, el tipo de campaña publicitaria costosa que realmente podría llegar al público ha faltado”, critica Sargan.
Él sostiene que el cruce de perros debería formar parte de medidas gubernamentales o de asociaciones con poder. El mayor problema al que podría enfrentarse una población indebidamente informada es la “contaminación” genética. “Las nuevas enfermedades se introducen y la cría pierde o cambia su carácter y temperamento”, explica.
“No obstante, la ventaja es que dentro de una raza los cruces son propensos a ser ampliamente aceptados por los criadores de perros, lo que puede resultar una forma más rápida de mover toda la población hacia adelante hacia una mejor salud de la raza”, opina.
Redacción QUO