Cuando la pesca elimina a los grandes individuos de una población, no sólo reduce la evolución del grupo, también disminuye la variabilidad de los rasgos naturales del mismo.
Así, la pesca intensiva y la selección de los individuos más grandes puede actuar como una selección direccional que lleva a evolucionar hacia tamaños más pequeños.
Esto es lo que ha demostrado un reciente estudio realizado en Finlandia en el que se analizó el impacto de una pesca selectiva de peces cebra durante cinco generaciones.
“Hemos estudiado los efectos evolutivos de la pesca selectiva a lo largo del tiempo – explica la autora principal del estudio Silva Uusi-Heikkilä – . Pescar los peces más grande conducía a una disminución del tamaño, en comparación con la estrategia de preservarlos. Esto pone de relieve la importancia de la variabilidad y de cara también a las estrategias sostenibles de pesca”.
Preservar la variabilidad es importante, ya que una población menos diversa es más susceptible a los cambios del entorno. Por ejemplo, cuando la disponibilidad de alimentos es baja, los individuos que crecen lentamente sobrevivirán, mientras que los individuos de rápido crecimiento se morirán de hambre. Por lo tanto, las poblaciones que se componen de individuos que crecen a un ritmo diferente estarán en mejores condiciones para enfrentar fluctuaciones del ecosistema.
El estudio, publicado en Biology Letters, también señala las graves consecuencias que puede tener este tipo de pesca para la recuperación de poblaciones víctimas de la sobrepesca.
Juan Scaliter