Estos cazadores nigerianos se llevaron un buen chasco. Habían atrapado una presa realmente golosa. Un ejemplar de pitón de Seba, también conocida como pitón de las rocas. Se trata de la serpiente más grande de África, algunos de cuyos ejemplares alcanzan los siete metros de longitud y pueden llegar a pesar 110 kilos.
Un animal de semejantes dimensiones significaba una reserva de carne para una buena temporada. Pero, desafortunadamente, los cazadores se encontraron con una desagradable sorpresa. La serpiente estaba preñada e incubaba en su interior nada menos que un centenar de huevos.
Dado que en ese país africano existe la creencia de que cazar una serpiente preñada trae mala suerte, los hombres no pudieron comerse su presa, para evitar que el maleficio les alcanzase.
Vicente Fernández López
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