En Navidad todo es paz, amor y felicidad. Incluso aquellos que pasaron de nosotros todo el año tienen la cortesía de dedicarnos algunas de sus palabras. Pero en los hogares, hay otro visitante invisible y nada bien recibido: la contaminación del aire.
Cocinar la tradicional cena navideña puede elevar notablemente una serie de contaminantes. Las partículas ultrafinas (UFP) de menos de 100 nanómetros son un detalle importante a tener en cuenta desde la perspectiva sanitaria, ya que penetran profundamente en el sistema respiratorio y pueden llegar a causar efectos inflamatorios. Varios estudios han recogido un aumento de las concentraciones de UFP a consecuencia de estufas eléctricas y utensilios de cocina.
El número de partículas emitidas mientras se cocina depende de factores como la composición de los alimentos crudos, la temperatura de cocción y el estilo de cocina de cada país. La cocina de gas emite dióxido de nitrógeno (un gas nocivo) y varias partículas diminutas que suelen ser peligrosas en el aire. Es más, una cocina de gas, asociada con enfermedades como el asma, puede tener niveles más altos de dióxido de nitrógeno que una carretera abarrotada.
Las chimeneas pueden resultar muy atractivas en esta época del año, pero libera cantidades significativas de partículas contaminantes en el aire. El humo de la leña es una de las razones por las que muchas ciudades europeas están excediendo los límites. En Dinamarca, por ejemplo, las emisiones de las estufas de leña están relacionadas con 400 muertes prematuras al año, mientras que en Londres representa entre el 7% y el 9% de la contaminación en invierno. Dicho humo contiene cientos de compuestos que pueden causar cáncer, mutaciones o un mal desarrollo de los embarazos.
Con las velas ocurre algo parecido. Aunque dan un aspecto cálido a nuestro hogar, una vez encendidas emiten partículas ultrafinas que pueden contener metales por los pigmentos de color. El hollín también se puede producir, por lo general, cuando la llama de la vela parpadea debido a flujos de aire variables. Peor aún son las perfumadas, ya que liberan varios compuestos orgánicos volátiles (COV) identificados por la Unión Europea como contaminantes. Sin embargo, existen plantas de interior que pueden ayudar a limpiar un poco al aire de estos compuestos.
Fuente: iflscience.com